Jamie Lee Curtis transformó su sesión fotográfica para The Guardian Saturday en manifiesto contra la cirugía estética, apareciendo con unos exagerados "labios rojos de cera" como símbolo deliberado. Declaró textualmente: "Es mi declaración contra la cirugía estética", ampliando su crítica al "genocidio de una generación de mujeres por el complejo industrial cosmecéutico". Este gesto artístico-visual busca visibilizar lo que considera una epidemia de desfiguración masiva.
La actriz defiende su uso del término contundente: "He usado esa palabra durante mucho tiempo [...] específicamente porque es una palabra contundente". Argumenta que "hemos borrado una o dos generaciones de aspecto humano natural" mediante procedimientos químicos y quirúrgicos, destacando que "hay una desfiguración de generaciones, sobre todo de mujeres". Su postura radical cuestiona la normalización de alteraciones corporales como estándar de belleza.
Inteligencia artificial: ¿cómplice invisible?
Curtis señala a los filtros digitales y la IA como agravantes del problema: "En cuanto aplico un filtro y ves el antes y el después, es difícil no pensar: 'Ah, así queda mejor'". Pero cuestiona ese concepto: "¿Qué es mejor? Mejor es falso", advirtiendo sobre la distorsión de la autopercepción. Rechaza nombrar casos concretos pero enfatiza: "Hay demasiados ejemplos" de esta dinámica perversa en redes y medios.
La ganadora del Óscar extiende su lucha más allá de Hollywood: "Me convertí en defensora pública para decirles a las mujeres que son preciosas y perfectas tal como son". Su mensaje confronta décadas de presión industrial, promoviendo la autoaceptación frente a los cánones tóxicos. Esta cruzada personal, iniciada años atrás, alcanza ahora su punto más álgido con una metáfora visual imposible de ignorar.
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