El asesinato del dirigente opositor de izquierdas Chukri Bel Aid, el primero de la transición política en Túnez, desencadenó este miércoles una oleada de protestas populares y políticas en todo el país que han forzado al primer ministro, Hamdi Yabali, a anunciar la formación de un nuevo Gobierno de tecnócratas.
Bel Aid, abogado de profesión y líder del Partido de los Patriotas Demócratas Unificado, nació el 26 de noviembre de 1964 en el barrio de Yabal Yulud ( La montaña de las pieles) en la capital tunecina.
Sus primeros pasos en la política los dio en el sindicato estudiantil Unión General de los Estudiantes Tunecinos (UGET), donde se despertó su militancia política y su activismo en defensa de los derechos humanos.
A finales de la década de los años ochenta, cuando todavía estudiaba derecho, su activismo contra el recién estrenado en el poder, Zin el Abidin Ben Ali, lo llevó un año a la cárcel de Rayín Maatugm, en el Sahara tunecino.
En 2008, destacó como uno de los líderes de la izquierda que más se implicó en las revueltas sociales de la cuenca minera de Gafsa, que fueron seguidas de una dura represión y de la detención y encarcelamiento de cientos de desempleados, a los que Bel Aid defendió desde la acción clandestina de su partido.
Tras la caída del régimen de Ben Ali, el 14 de enero del 2011, Bel Aid fue designado miembro de la Alta Instancia para la Realización de los Objetivos de la Revolución, que posibilitó el inicio de la transición democrática.
El pasado agosto, se convirtió en uno de los fundadores de la coalición de partidos de izquierda "Frente Popular por los Objetivos de la Revolución", en la que ocupaba el cargo de coordinador general desde su fundación el 12 de agosto de 2012.
Esta plataforma, compuesta por 12 agrupaciones, está considerada la segunda fuerza de la oposición tras la alianza dirigida por el partido "Nidá Tunis", del exprimer ministro Beyi Caid Essebsi.
Desde hacía varios meses Bel Aid se había convertido en una de las voces que más se elevaron para denunciar las actividades de las "Ligas de Protección de la Revolución", compuestas por salafistas y simpatizantes y seguidores del partido islamista gubernamental Al Nahda, y a las que se considera responsables de la violencia contra numerosos líderes políticos y sindicales, artistas y periodistas.
Anoche, en un programa de televisión de una cadena nacional volvió a denunciar la violencia y a criticar la pasividad del Ejecutivo.
Esta mañana, cuando salía de su casa, un desconocido le disparó en cuatro ocasiones, dos balas impactaron en su cuerpo y poco después fallecía en una clínica del barrio Naser de la capital.
Su muerte desencadenó una ola de protestas en las calles de la capital y de otras ciudades tunecinas, y forzó al primer ministro a anunciar la formación de un gobierno de tecnócratas sin vinculación con los partidos políticos, cuya principal misión será dirigir el país hasta la celebración de elecciones. /EFE
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