El Gobierno de EE.UU. publicó hoy un análisis técnico sobre un proyecto de oleoducto, muy criticado por los ecologistas, que recorrería el país desde Canadá al Golfo de México, en el que sugiere que el impacto climático de construirlo no sería grave.
El Departamento de Estado, encargado de evaluar el proyecto, publicó un borrador de casi 2.000 páginas que analiza el impacto climático, económico y energético del oleoducto Keystone XL, aunque no se pronuncia sobre si permitirá o no que la empresa canadiense Transcanada construya la gigantesca tubería.
El borrador considera "muy improbable" que cualquier emisión relacionada con el oleoducto pueda afectar a la calidad del agua, excepto en la superficie de las reservas subterráneas.
No obstante, advierte que una vez que el proyecto entrara en operación, alrededor de 2016 ó 2017, habrá efectos como "temperaturas más altas en invierno y verano" o "veranos más largos", tal y como han alertado grupos ecologistas.
El director ejecutivo del grupo ecologista Sierra Club, Michael Brune, manifestó en un comunicado la "indignación" de su corporación por el "análisis profundamente errado", al que también tachó como "palabras huecas" frente a la "disrupción climática" que causaría el oleoducto de crudo bituminoso.
Brune destacó la contradicción del Departamento de Estado que reconoce los efectos negativos del proyecto pero señala que el oleoducto "probablemente no resultará en significativos efectos adversos al medio ambiente".
Agregó que si el presidente Barack Obama está comprometido a combatir la crisis climática "debería botar el reporte del Departamento de Estado a la basura y rechazar el sucio y peligroso oleoducto Keystone XL".
El borrador contempla también el impacto que tendría en la economía de EE.UU. una posible decisión de no construirlo, y su análisis sugiere que el país podría cubrir sus necesidades energéticas en la próxima década sin contar con el oleoducto.
La secretaria de Estado adjunta para Océanos y Asuntos Medioambientales Internacionales, Kerri-Ann Jones, explicó en una conferencia telefónica con periodistas que el análisis es meramente técnico y que aún "es prematuro" opinar sobre el impacto medioambiental del proyecto.
"Esto es sólo un borrador que analiza los diferentes escenarios. Tenemos que esperar a contar con la opinión del público", indicó.
Dentro de aproximadamente una semana, el Departamento de Estado abrirá un periodo de 45 días para recoger comentarios sobre el documento, tras lo cual elaborará un borrador final y abrirá un nuevo análisis sobre si la construcción del oleoducto es de interés nacional, que podría durar otros 90 días.
Por tanto, no se espera que Obama tome una decisión final sobre el proyecto hasta al menos mediados de este verano.
Obama ya rechazó una primera propuesta de Transcanada para construir el oleoducto en enero de 2012, cuando argumentó que el Congreso no le había dado tiempo suficiente para evaluar adecuadamente el proyecto, tras lo que la empresa canadiense volvió a entregar una propuesta.
Los detractores de Keystone XL insisten en los daños ambientales que el proyecto ocasionaría en la zona, especialmente por un incremento en la emisión de gases y la desestabilización de los ecosistemas costeros, además de porque el petróleo provendría de arenas bituminosas, consideradas muy contaminantes.
Obama ha hecho del combate contra el cambio climático una de las prioridades de su segundo mandato, lo que, según organizaciones como la Federación Nacional de Vida Salvaje (NWF), es irreconciliable con la concesión de un permiso para construir el oleoducto.
"Si se impide Keystone y el acceso que daría a las arenas bituminosas a los puertos de Estados Unidos, la producción (de ese tipo de producto petrolífero) disminuiría considerablemente", dijo al diario The Washington Post el asesor jefe de NWF, Jim Murphy.
En cambio, la industria petrolera defiende que el conducto ayudaría a reducir la dependencia del crudo extranjero, especialmente de Oriente Medio, y el Gobierno de Canadá ya ha amenazado con vender a China el petróleo que iría a parar al proyecto, lo que alarma a muchos republicanos en el Congreso.
Según el Departamento de Estado, la construcción del oleoducto generaría hasta 42.100 puestos de trabajo al año en todo EE.UU., incluidos unos 3.900 empleos para erigir el conducto, aunque una vez en operación, el proyecto sólo requeriría unos 50 funcionarios para estar en marcha.
La portavoz del Instituto Estadounidense del Petróleo, Sabrina Fang, dijo al Post que el análisis del Departamento de Estado es "un paso más para generar miles de empleos", la principal razón que citan los defensores del proyecto. /EFE