El jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri, manifestó que la movilización de la noche del jueves contra el gobierno argentino fue "la más grande de la historia".
"Me reconfirma que estoy del lado correcto, siendo cada vez más optimista de este nuevo ciclo que comienza", aseveró el alcalde del opositor PRO, quien respaldó el cacerolazo pero no asistió, porque dijo que no quiso apropiarse de una convocatoria que había nacido en las redes sociales.
"Lo que vivimos ayer nos tiene que llenar de optimismo. La Argentina demuestra que es una nación joven y que aprende a expresarse pacíficamente a favor de su futuro", opinó en diálogo con Radio La Red.
También el secretario general de la Confederación General del Trabajo (CGT) opositora, Hugo Moyano, calificó como "imponente" la marcha contra el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner que tuvo su epicentro en la ciudad de Buenos Aires y se replicó en el conurbano y en ciudades de todo el país.
El diputado bonaerense por el kirchnerismo Fernando "Chino" Navarro sostuvo por el contrario que la protesta "tuvo menos gente" que sus antecesoras del 13 de septiembre y 8 de noviembre del año pasado, aunque agregó que "eso no la desvaloriza".
En la lista de reclamos de los manifestantes del 18A se destacó la reforma de la Justicia impulsada por la administración de la mandataria y que está siendo tratada por el Congreso, así como también hubo repudio a la inseguridad, la corrupción y la inflación. A diferencia de otras veces, la protesta contó con una activa participación de dirigentes de la oposición.
Los manifestantes portaron banderas celestes y blancas de diferentes tamaños y pancartas en las que por ejemplo podía leerse "Sin justicia no hay futuro" o "Cuando el gobierno pierde la vergüenza el pueblo pierde el respeto"./DPA