América Latina pasa por una transición económica debido a la salida de capital de los países emergentes hacia los avanzados, una circunstancia con efectos negativos a corto plazo pero que indica el resurgir de la demanda de las naciones ricas, dijo a Efe Ilan Goldfajn, economista jefe del Itaú Unibanco.
El cambio actual en el flujo del dinero acaba con una situación iniciada en 2003, en la que el capital buscaba las mayores rentabilidades de los países en desarrollo, explicó el jefe de análisis del mayor banco privado de América Latina.
A corto plazo eso significa menos liquidez en la región, menos posibilidades de emisión de bonos para las empresas y una financiación más cara, añadió.
Sin embargo, la vuelta del dinero a las economías que fueron el foco de la crisis financiera, por sus mejores perspectivas de crecimiento y el consiguiente alza de los intereses en Estados Unidos, es una señal de curación.
"La crisis está terminando. Después de cinco años, ya era hora", destacó Goldfajn.
El primero en despegar es Estados Unidos, que también fue el primero en caer bajo el peso de sus hipotecas de mala calidad, mientras que Europa saldrá de la recesión este año, según Goldfajn.
A su juicio, la recuperación de los países ricos eventualmente revertirá la desaceleración actual en los países emergentes, aunque el aumento de su demanda sólo tirará de las exportaciones de América Latina a finales de 2014, estimó.
El economista prevé que Chile, Colombia y Perú tengan un buen crecimiento y que México se beneficie del despertar estadounidense.
Venezuela dependerá del precio del petróleo y Argentina del valor de materias primas como la soja y de la situación de Brasil.
Goldfajn se declaró "optimista" sobre China, cuya demanda mantendrá "elevados" los precios de las materias primas, aproximadamente en el nivel actual, lo que es una buena noticia para los exportadores suramericanos.
El economista cree que el traslado de un gran contingente de población rural a los centros urbanos y su integración en el mercado de consumo aún no ha terminado en China e India, y por ello esos países continuarán sus elevados crecimientos económicos.
En cambio, Goldfajn ve a Brasil atascado en un crecimiento alrededor del 2 %, que solo superará si atrae inversión y mejora la productividad y la educación.
"Brasil necesita reformas que mejoren el ambiente de negocios", afirmó.
La inversión aumentó en los últimos dos trimestres, pero Goldfajn considera que ese alza no se mantendrá, ya que en junio la confianza de las empresas cayó por la depreciación del real y una ola de protestas sobre la mala calidad de los servicios públicos, entre otras reivindicaciones.
La inversión asciende aproximadamente al 18,5 % del producto interior bruto (PIB) de Brasil y debería llegar al 21 %, en su opinión.
Para estimularla, el Gobierno debería dar "señales de política económica", como el compromiso con las metas fiscales, con el combate a la inflación, un marco regulador más estable y un régimen de cambio y unos precios más libres, inclusive dejando subir el valor del combustible, dijo Goldfajn.
Esta receta se ve trabada por las realidades de la política, sin embargo.
En 2014 el gigante suramericano celebrará elecciones presidenciales, por lo que el economista no cree que el Gobierno se enfrente a la inflación frenando su gasto.
Esa batalla la tendrá que librar el Banco Central solo con política monetaria, lo que le forzará a subir más los tipos de interés.
El Itaú Unibanco prevé que la entidad emisora eleve su tipo de referencia hasta el 10 % hasta finales de año, desde el 9 % actual, y lo mantenga en 2014.
Los precios al consumidor subieron en agosto un 0,24 %, con un acumulado del 6,09 % en los doce meses anteriores, dentro de la meta oficial, de hasta el 6,5 %.
"La inflación está un poco más alta de lo que nos gustaría", dijo Goldfajn.
Para el PIB, su pronóstico es un crecimiento de en torno al 2,5 % este año y algo más del 2 % en 2014. El Gobierno coincide en la previsión del 2,5 % para este año, pero augura un 4 % el que viene. EFE