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La presidenta argentina Cristina Fernández declaró el miércoles que los esfuerzos por preservar la integridad territorial de Ucrania tras el referéndum de Crimea se han visto obstaculizados por la hipocresía de Estados Unidos y Gran Bretaña.
En un discurso en París, la mandataria de 61 años comparó el referéndum en la península del Mar Negro al ocurrido en las islas Malvinas en el 2013 en que los malvineses prefirieron seguir siendo territorio británico.
"Para preservar la paz en el mundo, para el respeto al derecho internacional es no tener doble estándar a la hora de tomar decisiones", dijo Fernández. "No se puede estar de acuerdo con la integridad territorial en Crimea y estar en desacuerdo con la integridad territorial con las Malvinas en Argentina".
Aunque la mayoría de los países latinoamericanos apoyan la posición argentina en torno a las Malvinas, los habitantes de las islas votaron por mayoría de 99,8% a favor de permanecer como territorio británico.
La dictadura que entonces gobernaba Argentina intentó en 1982 recuperar las islas por la fuerza, lo que desató una guerra con Gran Bretaña. Los intentos del actual gobierno de lograr la recuperación de las islas por medios diplomáticos hasta ahora han dado escasos resultados.
Estados Unidos no se opuso al referéndum de las Malvinas, y reconoce a la administración británica de facto de las islas, aunque oficialmente mantiene una postura neutral sobre los reclamos territoriales.
Fernández agregó que Crimea fue alguna vez parte de la Unión Soviética y que los argumentos de Occidente habían quedado sin fuerza por no haber apoyado el reclamo argentino sobre las Malvinas.
"Reclamamos a las potencias que cuando se habla de integridad territorial sea aplicable para todos la integridad territorial", dijo Fernández, en alusión a la posición de la comunidad internacional sobre el polémico referéndum en Crimea, en el cual el 97% de los votantes se pronunciaron a favor de la secesión de Ucrania.
"O respetamos los mismos principios para todos, o vivimos en un mundo donde no hay derecho, donde no hay respeto a lo que decimos, sino que prima la relación del más fuerte", agregó.
"Precisamente por hacer las cosas que le convienen a los más fuertes, es que el mundo está como está y debemos cambiarlo. Por eso apoyamos la integridad territorial, por eso votamos como votamos en el Consejo de Seguridad (en rechazo al referéndum en Crimea), pero reclamamos que todos sean coherentes y hagan exactamente lo mismo", sentenció.
El problema de Crimea dominó un almuerzo de trabajo que supuestamente debía estar abocado a la deuda externa argentina.
El país debe 9.500 millones de dólares al Club de París, un grupo de los países más ricos del mundo que ha ayudado a otras naciones endeudadas.