Aznar presentó en la cámara baja del Parlamento español una colección de biografías políticas de la fundación FAES, el "think tank" del Partido Popular (PP) que preside.
Y en medio de una gran expectación mediática levantada por su entrevista televisiva, en la que además de criticar a Rajoy pidió una bajada de impuestos que el jefe del Ejecutivo rechaza en la actual situación económica y sugirió su posible vuelta a la primera línea política, Aznar dejó claro que sabe que sus palabras fueron mal acogidas en el PP y en el gobierno de Rajoy.
"Yo no estoy contra nadie. Estoy con los españoles. No más que nadie, pero tanto como el que más", dijo ante un auditorio numeroso, pero en el que no apareció ningún ministro de Rajoy ni ninguno de los primeros espadas del PP, entre los que la semana pasada cayeron mal sus palabras.
El ex jefe del Ejecutivo español (1996-2004) fue más comedido esta vez que en su entrevista televisiva, pero no por eso dejó de enviar un mensaje a Rajoy, el sucesor que él mismo colocó al frente del PP hace una década y al que ha criticado desde entonces en varias ocasiones.
El Ejecutivo tiene que hacer reformas en una España en grave crisis económica, defendió, aunque sin decir a qué reformas se refería. "Su mandato es inequívoco", argumentó con la mayoría absoluta del PP en la mano. "Y por ello el coste de la no reforma sería inasumible".
Instó a Rajoy a convocar a los españoles "a un proyecto nacional" que concierne a todos "aunque exija renuncias".
"Los españoles no quieren consumir el legado que tenemos, sino reformar para actualizar y no para impugnar", aseguró, tras juzgar duramente la etapa de gobierno del socialista José Luis Rodríguez Zapatero (2004-2011).
En 2004, aseguró, "el proceso de modernización de España quedó detenido". Y las consecuencias de las políticas del gobierno socialista "han sido devastadoras": arrastraron a España "a la crisis más grave de su historia democrática". /DPA