El primer ministro británico, David Cameron, salió hoy al paso de las filtraciones sobre el supuesto programa masivo de ciberespionaje al defender que los servicios de inteligencia del Reino Unido se atienen a la ley para garantizar la seguridad pública.
"Estoy satisfecho por contar con agencias de inteligencia que realizan un gran trabajo para mantenernos seguros y que operan dentro de la ley", afirmó el primer ministro sobre las informaciones que apuntan a que los servicios de espionaje británicos obtuvieron a través de Estados Unidos datos sobre comunicaciones digitales de millones de personas.
Según las revelaciones de un antiguo consultor de la Agencia Nacional de Inteligencia estadounidense (NSA), los servicios secretos británicos han manejado un programa llamado Prism, que permitiría acceder a los datos que almacenan los usuarios en compañías como Google, Facebook, Microsoft, Apple y Skype.
En una comparecencia ante la Cámara de los Comunes, el ministro de Exteriores británico, William Hague, insistió por su parte en que "cualquier dato obtenido a través de Estados Unidos sobre ciudadanos del Reino Unido ha pasado por los controles y requisitos del sistema británico".
"Se ha sugerido que el GCHQ (centro de escuchas y decodificación de los servicios secretos británicos) ha colaborado con Estados Unidos para sortear las leyes británicas y obtener información que legalmente les estaría vetada. Quiero que quede absolutamente claro que esa acusación es infundada", dijo Hague.
"Interceptar el contenido de cualquier comunicación individual en este país requiere mi propia firma, la de la ministra de Interior (Theresa May) u otro ministro", recordó el jefe de la diplomacia británica, que subrayó que "cada una de esas decisiones está basada en extensos argumentos legales y policiales".
Hague resaltó que la privacidad de los ciudadanos es una de sus "principales preocupaciones" y que su Gobierno dedica un "especial cuidado en asegurar un equilibrio adecuado entre la privacidad individual y la seguridad nacional".
El responsable del Foreign Office rehusó entrar en detalles sobre la relación entre las agencias de inteligencia británicas y estadounidenses ante cuestiones como la que lanzó el diputado laborista Tom Watson, que le preguntó si conocía el modo en que la NSA obtenía la información que entregaba al Reino Unido.
"La información de inteligencia cumple un papel crucial y para que eso sea así debe mantenerse en secreto", afirmó Hague, que anunció que el comité parlamentario sobre Inteligencia y Seguridad investigará la cuestión pero no garantizó que el informe que elabore se vaya a hacer público, tal como reclamó la laborista Diana Johnson.
Diputados tanto de la oposición laborista como de la bancada "tory" pidieron al Gobierno de Cameron mayor transparencia respecto al uso de información obtenida por la inteligencia estadounidense.
"Todo el mundo está de acuerdo cuando se trata de espiar a terroristas. Pero qué ocurre, por ejemplo, con la gente que organiza manifestaciones", dijo el laborista Ronnie Campbell, a lo que Hague respondió que, si el Gobierno autorizara programas de espionaje con propósitos políticos, encontraría "graves problemas".
"Todas las autorizaciones que firmamos tanto yo como la ministra de Interior están sujetas a una revisión independiente por parte de dos comisionados, el de Servicios de Inteligencia y el de Interceptación de Comunicaciones. Ambos son altos cargos judiciales que responden directamente ante el primer ministro", aseguró Hague.
El diputado conservador Dominic Raab afirmó que el Parlamento no debe "creer a ciegas" los argumentos de las agencias de inteligencia y expresó dudas sobre si quienes deben encargarse de velar por la legalidad reciben toda la información necesaria.
Cameron, por su parte, subrayó que el control al que se someten las agencias de inteligencia en el Reino Unido "es importante" y sostuvo que se encargará de que "siempre tenga lugar". /EFE