El Día de Acción de Gracias, una festividad arraigada en la cultura estadounidense, evoca imágenes idílicas de familias reunidas alrededor de una mesa repleta de comida para festejar por las bendiciones recibidas. Sin embargo, detrás de esta celebración tan familiar se esconde una historia más compleja y matizada, marcada por encuentros culturales, supervivencia y, en ocasiones, conflictos.
La narrativa más conocida sitúa el origen del Día de Acción de Gracias en el año 1621, en la colonia de Plymouth, Massachusetts. Un grupo de colonos ingleses, conocidos como peregrinos, tras un invierno especialmente duro, celebró una cosecha abundante junto a los indígenas wampanoag.
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Este encuentro, cargado de simbolismo, se convertió en un mito fundacional de la nación estadounidense, representativa de la unión entre colonos y nativos en un espíritu de agradecimiento y convivencia pacífica.
Así surgió el Día de Acción de Gracias en EEUU
Imagen creada con Bing.com
Sin embargo, esta versión de los hechos ha sido objeto de numerosas críticas y revisiones históricas. Los relatos originales de los peregrinos hacen escasa mención a un banquete de agradecimiento compartido con los indígenas. Además, la relación entre colonos y nativos fue mucho más compleja y conflictiva de lo que sugiere la imagen idealizada del Día de Acción de Gracias.
En realidad, los wampanoag, como muchas otras tribus indígenas, sufrieron las consecuencias de la colonización europea, incluidas enfermedades, pérdida de tierras y enfrentamientos violentos. Si bien es cierto que algunos miembros de la tribu participaron en la celebración de 1621, cabe destacar que este encuentro se produjo en un contexto de desequilibrio de poder y que no se puede considerar como un modelo de relaciones interétnicas armoniosas.
En 1863, el presidente Abraham Lincoln decretó esta festividad y estableció su realización los últimos jueves de noviembre. Se estableció como feriado federal en 1941 por decisión del Congreso.
Celebración que une a la familia
A lo largo de los siglos, la celebración del Día de Acción de Gracias evolucionó y se convirtió en una tradición nacional. En el siglo XIX, la festividad adquirió un carácter más político y se utilizó para promover la unidad nacional y los valores estadounidenses. Durante la Guerra Civil, el Día de Acción de Gracias se convirtió en un momento para reflexionar sobre la división del país y para reafirmar los lazos que unían a los norteamericanos.
En el siglo XX, el Día de Acción de Gracias se consolidó como una de las festividades más importantes del calendario estadounidense. Las familias se reunían para compartir una comida abundante y expresar gratitud por las bendiciones recibidas. La celebración se convirtió en un símbolo de la identidad y en un momento para reflexionar sobre los valores fundamentales de la nación.
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