AFP
En Pondores, en la árida Guajira del Caribe de Colombia, la construcción de una zona de desarme de las FARC avanza tras la firma de la paz, aunque las decenas de guerrilleros concentrados allí aún no ocupan los alojamientos edificados.
"Vamos en marcha hacia adelante a pesar de todas las dificultades", dijo el martes a periodistas el alto comisionado para la Paz, Sergio Jaramillo, al recorrer el lugar, una de las 26 zonas del país donde, bajo supervisión de la ONU y para fines de mayo, los rebeldes deben dejar las armas y prepararse para reincorporarse a la vida civil.
Jaramillo estuvo acompañado de Iván Márquez, miembro de la cúpula de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc), la principal guerrilla del país, que selló en noviembre un pacto para superar más de medio siglo de alzamiento contra el Estado.
"Estamos dando pasos en firme hacia la culminación de este proceso", apuntó Márquez, y, al igual que Jaramillo, subrayó que ya están en el sitio los contenedores de las Naciones Unidas donde se depositará el armamento que según dijeron está siendo registrado de acuerdo a los protocolos acordados.
El líder guerrillero destacó "la mano de obra" aportada por los rebeldes para la construcción de las instalaciones, que incluyen plantas eléctricas, agua corriente y un sistema de aguas residuales. En la zona se espera hospedar a unos 220 guerrilleros.
En cada Zona Veredal Transitoria de Normalización (ZVTN), donde se agrupan desde hace un mes los casi 7.000 combatientes de las FARC, se prevén levantar casas prefabricadas, áreas de lavadero y de duchas, así como de recreación, y aulas de clase.
"Aquí vinimos hace seis semanas a recibir a los miembros del Bloque Caribe y cuando ingresaron no encontraron nada. Hoy tenemos el 100% de las áreas comunes construidas y un avance en el 85% de los alojamientos", declaró el gerente de las ZVTN, Carlos Córdoba.
Durante el recorrido, AFP constató el equipamiento de las casas, de 24 metros cuadrados cada una, con camas, armarios, colchones, mosquitero, ropa blanca y bañitos para bebés. Sin embargo, los rebeldes siguen pernoctando en un campamento improvisado cercano a las construcciones aún no estrenadas.
"Nos turnamos por equipos y hacemos distintas actividades para aligerar las obras, porque de lo contrario estarían más atrasadas", dijo a AFP Freddy Ríos, un insurgente de 28 años, 18 de ellos en las FARC.
Para Ríos, es "algo extraño" estar concentrado, muy diferente a estar "libre" y poder moverse de forma anónima porque "aquí en esta zona todo el mundo sabe que somos guerrilleros".
Pero aún así, más allá de sus temores por la presencia de "paramilitares", es optimista sobre el cumplimiento del acuerdo.