¿Qué une a Adolfo Hitler, al Tío Sam y a Black Berry López? Una muestra en la que humoristas gráficos salvadoreños, mexicanos y españoles se burlan o reflexionan sobre los disparates de la clase política y la vida diaria.
La exposición "Humor gráfico político" reúne en el Centro Cultural de España en El Salvador obras que abordan blancos tradicionales de todo caricaturista, como la corrupción o la política, más el reciente filón que son las nuevas tecnologías.
El grueso de la exposición, abierta del 15 al 31 de mayo, lo componen obras de los salvadoreños Carlos Ruiz (Ruz) y José Santos (Choco), de El Diario de Hoy; Enrique Castaneda (Kike), de El Mundo; Otto Meza, del digital El Faro, y el mexicano Ricardo Clement (Alecus), del periódico Más (El Salvador).
Se incluyen obras del salvadoreño Antonio Salazar (1897-1986) y de los españoles El Roto, Mingote, Forges y Gallego & Rey.
Cualquier país, no sólo El Salvador, ofrece "de todo" al caricaturista para que haga de las suyas, bien sea la deforestación o "la clase política, que a veces habla disparates o de repente toma decisiones que no son muy acertadas", comentó Ruz a Efe.
Pero "la mirada acuciosa del caricaturista" también lo puede llevar a "temas cotidianos" para expresarse, como las nuevas tecnologías, "que llaman la atención de muchos jóvenes, pero que al final de cuentas no saben utilizarlas de la mejor manera", señaló.
Así, entre sus obras, Ruz se burla de la influencia de internet y la telefonía con una colección de seis bebés de distintas culturas pero que coinciden con nombres "tecnológicos" como "Wifi Yahoo Canizalez" o "Black Berry López".
Otro símbolo de estos tiempos es una mujer que llama a su marido desde un mercado y le anuncia que, como todo está muy caro, de los cinco dólares que le dio gastará dos en alimentos y tres en recarga para su teléfono móvil.
Alecus, mexicano afincado en El Salvador, se burla de las cumbres presidenciales, en este caso una sobre seguridad en la que un gobernante pregunta a sus homólogos si alguno vio su billetera y el anfitrión les recomienda: "Si se van por el aeropuerto, tengan cuidado que allí andan asaltando".
Kike refleja el sentir de muchos salvadoreños ante la "tregua" entre pandillas, que según las autoridades ha frenado los homicidios en El Salvador, al mostrar a dos pandilleros que se desean la paz y se dan una mano, pero con la otra desvalijan a víctimas de las que "llueve" dinero.
Los riesgos para El Salvador de su estrecha relación con Estados Unidos quedan patentes en una obra de Kike que muestra al "Tío Sam" al borde de un precipicio y encadenado a una bola de acero, a la que también está atado un hombrecillo que simboliza al país centroamericano.
Kike dijo a Efe que El Salvador ofrece hoy "un poco más de democracia" y de "libertad de expresión" para la crítica a través del humor gráfico, dos décadas después de la guerra civil (1980-1992).
"En la época de la guerra como que estábamos un poco escondidos, mas que todo con los temas, porque (…) no se podía ni criticar ni una pizca a alguien, algún funcionario, porque eras hombre muerto", recordó.
La exposición da un salto en el tiempo y retrocede hasta la Segunda Guerra Mundial para mostrar la obra, que sigue muy fresca, de "Toño" Salazar, un caricaturista y diplomático salvadoreño que desarrolló su carrera en la primera mitad del siglo XX, principalmente en Francia y Sudamérica.
De Salazar se exhiben caricaturas en las que avasalla a los dictadores Adolfo Hitler, Benito Mussolini y Francisco Franco, publicadas en 1941 en el periódico argentino Crítica.
La realidad española también queda reflejada con las obras de El Roto, Mingote, Forges y Gallego & Rey.
El embajador español en El Salvador, Francisco Rabena Barrachina, comentó al inaugurar la exposición el pasado miércoles que la obra de Ruz, Kike, Alecus, Otto y Choco, a quienes definió como "artistas-periodistas-politólogos", es "no apta para el consumo de aquellos que no creen en la libertad de expresión". EFE
Domingo 19/05/13