Adrian Lamo, el ex hacker que delató a Bradley Manning ante las autoridades estadounidenses como el posible responsable de la filtración a WikiLeaks de cientos de miles de documentos militares y diplomáticos, testificó hoy en el segundo día de consejo de guerra contra el joven soldado norteamericano.
Lamo fue uno de los tres expertos informáticos llamados a presentar su testimonio este martes durante el juicio militar que comenzó el lunes en Fort Meade, en las afueras de Washington, y que se prevé dure hasta 12 semanas.
Los otros dos son expertos militares en informática, entre ellos el responsable de la primera investigación de las computadoras y discos duros externos que fueron confiscados de la habitación y oficina de Manning en Irak, donde el soldado de ahora 25 años trabajaba como analista de inteligencia hasta su detención en mayo de 2010.
Lamo, quien tuvo contacto con Manning poco antes de su detención hacia fines de mayo de 2010, aseguró ante la corte que el soldado le había hablado como a un confidente, y que entonces alertó a las autoridades.
Según Brian Madrid, otro de los testigos que fue instructor del joven y actualmente se encuentra retirado, el soldado ya había generado un alerta durante su formación: subió un video a YouTube y utilizó términos como "top secret", además de referirse a su entrenamiento como analista y a su agenda.
Madrid explicó hoy ante la corte que los analistas de inteligencia militar no deben utilizar ese tipo de términos en público.
La acusación ha pedido en nombre del gobierno estadounidense una condena a cadena perpetua contra Manning, al que acusa entre otros de "ayudar al enemigo". Por este grave cargo el joven soldado podría incluso afrontar la pena de muerte, pero la fiscalía ha dejado claro desde un primer momento que la condena máxima que quiere pedir es la de por vida.
Manning se declaró ya durante las audiencias previas al juicio culpable de diez cargos menores con el objetivo de lograr una pena máxima de 20 años, pero la fiscalía insiste por el momento en mantener la veintena de cargos que presentó desde un principio.
Ha reconocido haber filtrado unos 250.000 cables diplomáticos y aproximadamente 500.000 documentos militares confidenciales de Irak y Afganistán a WikiLeaks. Manning obtuvo los documentos al encontrarse prestando servicio en Irak en 2009.
En el primer día de juicio ante la juez militar Denise Lind, quien también estuvo a cargo de las audiencias previas, el abogado de Manning, David Coombs, lo describió como un soldado "joven, ingenuo y bienintencionado".
Su objetivo, sostuvo, no era ayudar al enemigo como afirma la acusación sino cambiar la forma en que la gente pensaba sobre las guerras de Irak y Afganistán mediante la revelación de todo lo que estaba sucediendo.
A finales de febrero, Manning ya había declarado con su propia voz que su objetivo con las filtraciones era "provocar un debate interno sobre el papel de la política militar y exterior" de Estados Unidos. Asimismo, dijo que estaba convencido de que los documentos revelados "no dañarían a Estados Unidos, pero sí serían embarazosos".
Una de las cuestiones clave del caso es precisamente demostrar si la información filtrada realmente dañó la seguridad nacional estadounidense, tal como afirma la Fiscalía, o no, como considera la defensa de Manning y sus seguidores, que el sábado celebraron una multitudinaria protesta frente a Fort Meade en apoyo del joven soldado.
La fiscalía insistió el lunes en mostrar a Manning como un traidor y afirmó que sus acciones hicieron que el "enemigo" lograra hacerse con la información filtrada.
"Éste es un caso sobre un soldado que extrajo sistemáticamente información y que, literalmente, la lanzó por Internet a las manos del enemigo", sostuvo el fiscal Joe Morrow durante la apertura del juicio, en el que afirmó asimismo que Manning se comunicó de forma directa con el fundador de WikiLeaks, Julian Assange.
Manning además no respetó a sus superiores, violó el juramento que hizo como analista de inteligencia acerca de no revelar secretos e ignoró el peligro que creó al filtrar los datos, agregó Morrow.
El comportamiento del joven ha sido respaldado por defensores de la libertad de información, quienes además ven con recelo el hecho de que se haya guardado un silencio tan estricto en los tres años de preparación del juicio en los que Manning debió permanecer en prisión, confinado durante ciertos períodos al aislamiento. /DPA