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Una diferencia de densidad dentro de la cámara magmática basta para hacer erupcionar a los supervolcanes, de acuerdo con dos estudios de expertos, uno de ellos encabezado por una española, que investigaron las causas de estas terribles erupciones y que se publican ahora en la revista "Nature Geoscience".
El hecho de que el magma líquido sea menos denso que las rocas duras que lo rodean puede dar suficiente impulso al magma para lanzar material a lo largo de varios kilómetros, señalan los científicos.
En las muy poco comunes explosiones de un supervolcán se lanza al menos 1.000 kilómetros cúbicos de material, lo que equivale a unas 100 veces más que la erupción del Pinatubo en 1991 en Filipinas, una de las peores del siglo XX.
El volumen de magma erupcionado por un supervolcán es suficiente para alterar radicalmente el paisaje circundante, e incluso para alterar el clima global durante años con un efecto similar al que pudiera tener un invierno nuclear.
En vez del cono volcánico, las erupciones dejan un cráter en la corteza terrestre, la cámara magmática vacía, que puede tener un diámetro de hasta 100 kilómetros. Rastros de este tipo de explosiones son la Caldera de Yellowstone en Estados Unidos, el lago Toba en Indonesia o el Taupo, en Nueva Zelanda. La última erupción de este tipo data de decenas de miles de años atrás.
Los investigadores sabían que los supervolcanes no explotan solamente por la presión que crea el magma que fluye. Como estas cámaras magmáticas pueden tener varios kilómetros de espesor y 100 kilómetros de ancho, la afluencia del magma no basta para generar tanta presión. Por eso se suponía que ésta era generada por la diferencia de densidad.
Ahora la hipótesis ha sido confirmada por el equipo en torno a la española Carmen Sánchez-Valle, de la Escuela Federal Superior Técnica (ETH) de Zúrich, que estableció la densidad del magma de los supervolcanes con ayuda de rayos X del European Synchrotron Radiation Facility (Laboratorio Europeo de Radiación Sincrotrón) en Grenoble.
El equipo analizó combinaciones de magma fabricadas artificialmente en diferentes condiciones de presión y temperatura, y llegó a la conclusión de que las diferencias de densidad entre el magma y las rocas circundantes pueden generar tanta presión que hagan explotar la cámara.
"El efecto se puede comparar con el impulso de una pelota de fútbol inflada con aire bajo el agua, que debido a que el agua que la rodea es más pesada es empujada hacia arriba", escribe el autor principal Wim Malfait.
"Los resultados muestran que con una cámara magmática de tamaño suficiente la presión causada solamente por las diferencias de densidad alcanza para poner en marcha una erupción y romper la costra terrestre", explicó Sánchez-Valle.
Otros mecanismos como tensiones tectónicas pueden contribuir a la super-erupción, pero no son imprescindibles, subrayan los científicos. Los resultados pueden ayudar ahora a controlar mejor a los supervolcanes "dormidos".
Investigadores en torno a Luca Caricchi, de la Universidad de Ginebra, llegaron a una conclusión similar. Utilizaron modelos informáticos, datos conocidos de erupciones de supervolcanes y 1,2 millones de simulaciones para resolver el misterio de estos procesos.