AP
Estados Unidos emitió el viernes una funesta advertencia para que los estadounidenses se mantengan alejados de Cuba, y ordenó la salida de más de la mitad de sus diplomáticos, reconociendo que ni los cubanos ni el FBI han podido determinar quién o qué ha causado misteriosos problemas de salud a su personal durante meses.
Sin dar más rodeos sobre el tema, el gobierno de Donald Trump comenzó a calificar dichos episodios como “ataques” en lugar de “incidentes”.
La decisión es un golpe a los ya frágiles lazos entre Estados Unidos y Cuba, viejos enemigos que sólo recientemente han dejado atrás sus hostilidades. La embajada en La Habana perderá aproximadamente 60% de sus empleados y dejará de emitir visas por tiempo indeterminado, dijeron los funcionarios estadounidenses. Unos 50 estadounidenses trabajan en la sede diplomática.
El presidente Trump dijo que en Cuba “hicieron algunas cosas muy malas” que dañaron a diplomáticos estadounidenses, pero no dijo a quiénes se refería.
Aunque las autoridades sospecharon inicialmente de alguna clase de “ataque sónico”, el panorama es nebuloso. El FBI y otras agencias que catearon viviendas y hoteles donde se registraron los incidentes, no hallaron dispositivos.
El secretario de Estado, Rex Tillerson, quien revisó las opciones con Trump para dar una respuesta, dijo que “hasta que el gobierno de Cuba pueda garantizar la seguridad de nuestros diplomáticos, nuestra embajada se reducirá solo al personal de emergencia con el objetivo de minimizar el número de diplomáticos en riesgo de exponerse a daño”.
Al emitir la advertencia de viaje, el Departamento de Estado confirmó un reporte difundido hace tiempo por The Associated Press en el sentido de que personal estadounidense experimentó efectos físicos inexplicables en hoteles en Cuba. Aunque se desconoce si turistas estadounidenses se han visto afectados, la dependencia indicó que podrían verse expuestos si viajan a la isla. Este pronunciamiento podría golpear un componente crítico de la economía cubana, la cual se ha expandido en años recientes luego de que Estados Unidos ha relajado las restricciones.
Al menos 21 diplomáticos y sus familiares se han visto afectados. El Departamento de Estado ha dicho que los síntomas incluyen pérdida auditiva, mareo, dolor de cabeza, fatiga, problemas cognitivos y dificultad para dormir. Hasta el viernes, Estados Unidos había dicho que se trataba de “incidentes”. El comunicado de Tillerson puso fin a esa práctica y mencionó el término “ataques” varias veces; en la alerta de viaje se incluyó cinco veces dicha palabra.
Aun así, el gobierno no ha culpado directamente a Cuba de perpetrar los ataques, y las autoridades han pasado semanas sopesando cómo minimizar el riesgo para los estadounidenses en Cuba sin necesariamente dañar las relaciones o caer en la trampa de un adversario.
Si los ataques han sido cometidos por una potencia externa como Rusia o Venezuela para ocasionar un enfrentamiento entre Estados Unidos y Cuba _como han teorizado algunos investigadores_, la salida estadounidense terminaría recompensando al agresor. Por otro lado, las autoridades han batallado con las dimensiones morales de mantener a los diplomáticos en un sitio donde el gobierno no puede garantizar su seguridad.
El gobierno consideró expulsar a diplomáticos cubanos de Estados Unidos, de acuerdo con funcionarios, pero hasta ahora no se ha ordenado tal acción. Eso disgustó a varios legisladores que han pedido a la administración a sacar a todos los enviados cubanos.
“Es un insulto”, dijo el senador de Florida Marco Rubio, un abierto crítico del gobierno cubano.
“El régimen cubano tuvo éxito al obligar a los estadounidenses a reducir su personal en Cuba, sin embargo, parece que ellos básicamente van a mantener a todas las personas que quieran en Estados Unidos para viajar libremente y propagar desinformación”.
La advertencia de viaje dice que “debido a que la seguridad de nuestro personal está en riesgo y porque no somos capaces de identificar la fuente de los ataques, creemos que los ciudadanos estadounidenses tal vez estén en riesgo y les advertimos no viajar a Cuba”.
La decisión asesta un significativo revés a la delicada reconciliación entre Cuba y Estados Unidos, países que han soportado medio siglo de separación a pesar de estar a solo 144 kilómetros (90 millas) de distancia. En 2015, los presidentes Barack Obama y Raúl Castro restablecieron los lazos diplomáticos y reabrieron las embajadas, y se aliviaron las restricciones comerciales y de viajes. Trump ha revertido algunos cambios, pero prácticamente ha mantenido el acercamiento.
Después de considerar opciones que incluyeron cerrar por completo la embajada, Tillerson tomó la decisión de reducir a todo el personal no esencial y familiares. En el llamado está incluido Scott Hamilton, actualmente el diplomático de mayor rango en la misión. De antemano había poco personal en esta sede debido a los recientes huracanes que azotaron la isla.
Es posible que los cubanos que soliciten visas para ingresar a Estados Unidos puedan tramitarlas desde embajadas en países vecinos, dijeron funcionarios. Estados Unidos dejará de enviar delegaciones oficiales Cuba, aunque las discusiones diplomáticas seguirán en Washington.
Estados Unidos notificó a Cuba el viernes temprano a través de su embajada en Washington.
Cuba consideró “precipitada” la decisión estadounidense y lamentó que se lleve a cabo sin resultados concluyentes de una investigación.
Josefina Vidal, responsable de las relaciones con Estados Unidos en el Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba, dijo en un comunicado que su gobierno estaba dispuesto a cooperar con Washington para “lograr el esclarecimiento pleno de esos incidentes”. La Habana dio en inusual paso de invitar al FBI a la isla después de que le presentaron las acusaciones a inicios de este año.
Para consternación de los investigadores médicos, los síntomas han variado ampliamente. Además de la pérdida auditiva, algunas personas han padecido nauseas, jaquecas y zumbido de oídos. The Associated Press ha reportado que ahora algunos sufren de problemas de concentración y dificultad para recordar palabras.
Aunque las autoridades en un principio sospecharon de un “ataque sónico” futurista, el panorama es turbio. El FBI y otras agencias que registraron casas y hoteles donde ocurrieron los incidentes no hallaron ningún aparato.
Algunos diplomáticos reportaron escuchar fuertes ruidos o sentir vibraciones cuando los incidentes ocurrieron, pero otros no escucharon ni sintieron nada, y sin embargo reportaron síntomas después. En algunos casos, los efectos eran poco específicos, como cuando las víctimas decían que podían “entrar” o “salir” de zonas con sonidos fuertes que se escuchaban solo en ciertas habitaciones o en partes de habitaciones, reportó AP.
Aunque los incidentes se detuvieron un tiempo, volvieron a suceder a finales de agosto.
2017-09-29