El caos se apoderó hoy del aeropuerto internacional de Los Ángeles, en cuyo interior aguardan miles de personas para ser evacuadas tras el tiroteo perpetrado esta mañana en la terminal 3, que dejó al menos un muerto y siete heridos, según fuentes oficiales.
La víctima mortal es un agente de la Agencia de Seguridad del Transporte de EEUU (TSA), confirmó la propia organización, que añadió que el atacante, un hombre identificado como Paul Ciancia, entró en la terminal, sacó un rifle de asalto de una bolsa y disparó.
Posteriormente, accedió al área de seguridad y realizó varios disparos antes de adentrarse hacia la rotonda, repleta de público, en la que se encuentran varias puertas de embarque y donde se enfrentó con la policía.
"Hubo un intercambio de disparos y fue atrapado. Hubo un gran caos", manifestó Patrick Gannon, jefe del cuerpo de Policía del aeropuerto.
Los distintos testimonios recogidos por los medios coinciden en que se desató el pánico ante las puertas de embarque. La gente corría en busca de las salidas o los lavabos para refugiarse, mientras algunos trataban de parapetarse detrás de sus equipajes.
Una de las personas que aguardan para salir del aeropuerto es José Antonio Torres, periodista de Efe en México, que llegó a la ciudad californiana procedente de Ciudad de México a las 09.15 hora local en un vuelo de Aeroméxico.
"Nos montamos en el autobús que hace el recorrido desde la zona de llegadas a Inmigración y vimos a un grupo de unas 40 ó 50 personas en la pista de aterrizaje", relató Torres a Efe.
"Algunos bajaban corriendo de dos vuelos de la línea Virgin America. Una señora de unos 40 años nos hacía gestos tratando de pedir ayuda, pero el autobús no se detuvo. Pensamos que había habido disparos, pero no teníamos certeza", añadió.
El periodista indicó que el grupo de pasajeros pasó Inmigración "sin problemas" hasta llegar a la Aduana.
"Los oficiales nos explicaron que hubo un tiroteo y que uno de los heridos era un compañero suyo", dijo Torres, que añadió que aunque los pasajeros llevaban más de dos horas en la terminal, el ambiente era "tranquilo".
"No hay indicios de preocupación. Todos los agentes están en sus puestos, charlando con los viajeros, ofreciendo botellas de agua e informando de la situación", declaró.
"Desde el principio te envuelve una sensación de asombro. Es muy inusual ver algo así. Empiezan las preguntas y los comentarios con los pasajeros que habían bajado de los aviones. Algunos escucharon los disparos. Sólo cuando el oficial me dijo lo que pasó realmente noté algo de preocupación, pero no sentí miedo", afirmó.
Los viajeros con los que aguardaba Torres en la zona de recogida de equipajes esperaban el momento de abandonar las instalaciones mientras trataban de distraerse de distintas maneras.
"Algunos revisan sus ordenadores, otros escriben en Twitter, en chats e incluso hay quien sigue el partido de fútbol de México del Mundial sub-17. No hay quejas. Todos con su equipaje en mano. Nos dijeron que nos revisarían los papeles y que muy pronto nos iban a atender para poder salir del aeropuerto lo más rápido posible porque quieren normalizar la situación", manifestó.
En torno a las 14:15 hora local, el número de viajeros que esperaba para abandonar esa zona ascendía a unos 600 procedentes de cuatro o cinco vuelos, según el propio Torres.
"La gente sigue súper paciente. Los oficiales están repartiendo dulces a los niños", concluyó. /EFE