El Gobierno de EE.UU. se encuentra más cerca del cierre después de que la Cámara de Representantes aprobara hoy, con el voto de la oposición republicana, una medida destinada a privar de fondos la reforma sanitaria de 2010, considerada el principal logro del presidente Barack Obama.
En una polémica iniciativa, la Cámara aprobó la ley de financiación provisional del Gobierno, que debería permitir al Gobierno federal seguir funcionando hasta diciembre, pero incluyó en ella la supresión de los fondos destinados a la aplicación de la "Affordable Care Act", la ley de Asistencia sanitaria asequible.
Azuzados por el combativo senador hispano Ted Cruz, los republicanos en la Cámara baja han aprovechado la tramitación de la ley de financiación temporal para intentar asestar, por enésima vez, un golpe definitivo a la reforma sanitaria de Obama.
"No hay duda de cuál es el propósito de esta acción: es el cierre del Gobierno", denunció antes del voto la líder de la minoría demócrata en la Cámara baja, Nancy Pelosi.
La supresión de la financiación sanitaria no tiene, en efecto, ninguna posibilidad de prosperar en el Senado, donde los demócratas tienen mayoría, pero por primera vez ha puesto en serio riesgo la financiación de la actividades del Gobierno.
El previsible rechazo del Senado a esta medida republicana eleva el peligro de un desacuerdo irreconciliable entre las dos cámaras que termine obligando al Gobierno a cerrar dentro de diez días por falta de fondos.
Tras animar a sus compañeros de partido en la Cámara baja a retirar la financiación para la sanidad, el senador Cruz se ha comprometido a "hacer todo lo imaginable" en la Cámara alta a fin de neutralizar el previsible rechazo de los demócratas.
Cruz insinuó que recurrirá al "filibusterismo" (hablar sin parar hasta que venzan los plazos de tramitación) para descarrilar la intención demócrata de restituir el presupuesto de la sanidad.
Desde una planta de la automovilística Ford en Liberty (Misuri), el presidente Barack Obama pidió a los republicanos que se dejen de estrategias partidistas, aprueben un presupuesto nacional antes del 30 de septiembre y autoricen un aumento del techo de deuda para que EE.UU. no se convierta en una "república bananera".
El presidente responsabilizó a "una facción de derechas" entre los republicanos, de empujar al país "a la suspensión de pagos", con tal de abortar la reforma sanitaria de 2010, algo que no han conseguido en las urnas.
"No somos una república bananera, no somos una nación de morosos, no dejaremos de pagar nuestras cuentas", advirtió Obama.
La táctica de Cruz, un adalid del movimiento conservador Tea Party y enemigo acérrimo del gobierno excesivo y los impuestos, ha provocado divisiones en el seno del Partido Republicano.
Destacados dirigentes conservadores, como el excandidato presidencial John McCain, han denunciando que la estratagema no conducirá a nada, hará aparecer a los republicanos como responsables del colapso del Gobierno y los alejará nuevamente de los votantes independientes y moderados.
El líder de la mayoría demócrata de la Cámara alta, Harry Reid, dejó claro que el proyecto de ley estaba "muerto" antes incluso de llegar al Senado.
La Casa Blanca aseguró también que Obama vetará la medida de supresión de fondos sanitarios en el caso poco probable de que llegue a su despacho.
Pero los representantes republicanos han optado por seguir adelante con la batalla.
"Los estadounidenses están cansados de ver que el gobierno gasta más y más de sus dólares para impuestos que han ganado con esfuerzo", dijo el líder de la mayoría republicana en la Cámara, Eric Cantor, tras ser aprobado el proyecto, y entre los aplausos entusiastas de sus compañeros.
"Esta resolución también protege a la clase media trabajadora de los efectos devastadores del ‘Obamacare'", añadió utilizando el término que han acuñado los republicanos para referirse de manera despectiva a la ley sanitaria de Obama.
"La Cámara ha escuchado a los estadounidenses. Ahora es tiempo para que el Senado de Estados Unidos los escuche también", aseguró el presidente de la Cámara, el republicano John Boehner.
El año fiscal 2013 termina el 30 de septiembre y, si el Congreso no actúa ahora, se corre el riesgo de un cierre parcial del Gobierno y la suspensión de servicios no esenciales debido a que aún no se han aprobado los presupuestos para el próximo ejercicio.
Estados Unidos lleva años adoptando medidas legislativas de financiación temporal para evitar el cierre debido a la falta de acuerdo entre republicanos y demócratas sobre el presupuesto federal, pero esta es la primera vez que el debate se encamina a un callejón sin salida. /EFE