El ministro británico de Asuntos Exteriores, William Hague, instó hoy al presidente sirio, Bachar al Asad, a permitir el acceso de la ONU para investigar nuevas denuncias sobre el supuesto uso de armas químicas en el conflicto civil en ese país.
En una declaración divulgada por el Foreign Office, Hague afirmó que el rechazo sirio a que un equipo de la ONU pueda entrar en Siria pone de manifiesto que Al Asad encabeza un régimen "dispuesto a ocultar la verdad" de lo que está pasando.
Hague hizo esta declaración después de que la cadena BBC informase de que uno de sus corresponsales visitó la norteña ciudad de Saraqeb, donde unos testigos le dijeron que helicópteros del Gobierno arrojaron al menos dos artefactos con gas venenoso.
Con anterioridad, el Gobierno británico había indicado que tenía pruebas "limitadas, pero creíbles" sobre el uso de armas químicas.
Hoy, en respuesta a las últimas revelaciones de la BBC, el titular de Exteriores del Reino Unido dijo que la prohibición de Al Asad hace "más difícil" contrastar esta información.
"Estamos trabajando activamente para obtener más información" sobre la situación en Siria, agregó.
"El uso de armas químicas es un delito de guerra. Los que ordenan el uso de armas químicas, y los que las utilizan, no deberían tener dudas de que vamos a trabajar todo lo que podamos para que rindan cuentas", advirtió el titular del Foreign Office.
Aseguró que el Reino Unido trabajará con sus socios internacionales para presionar al régimen sirio para que dé su autorización a la entrada de expertos de la ONU.
Según la BBC, el pasado 29 abril la ciudad de Saraqeb fue blanco de un bombardeo de artillería desde posiciones gubernamentales.
Los médicos de un hospital local dijeron a la cadena que ocho personas fueron admitidas por problemas respiratorios y algunos de ellos con vómitos.
De acuerdo con la ONU, más de 70.000 personas han fallecido desde el inicio del conflicto en Siria en marzo de 2011, aunque el Observatorio Sirio de Derechos Humanos eleva esa cifra a más de 94.000. EFE