EFE
El Gobierno de EE.UU. se desmarcó hoy de las duras críticas vertidas el jueves por dos destacados senadores estadounidenses a Argentina, y defendió al designado como nuevo embajador en Buenos Aires, que ha generado polémica tras reconocer que nunca ha visitado el país suramericano.
La portavoz del Departamento de Estado, Jen Psaki, aseguró que su Gobierno no comparte las ideas del senador republicano Marco Rubio, quien comparó a Argentina con Corea del Norte, ni del demócrata Bob Menéndez, quien afirmó que el Ejecutivo argentino ataca la "independencia judicial y la libertad de expresión".
Pese a que esas declaraciones suscitaron este viernes el rechazo del jefe de Gabinete argentino, Jorge Capitanich, y del canciller de ese país, Héctor Timerman, la portavoz afirmó que no está preocupada de que el asunto perjudique las relaciones entre EE.UU. y Argentina.
"Creo que es desde aquí (el podio del Departamento de Estado) desde donde hablamos de la política del Gobierno de Estados Unidos", indicó Psaki en su conferencia de prensa diaria.
"Y obviamente, cada día se hacen diferentes comentarios sobre muchos temas no sólo por parte de miembros del Congreso, sino también de otros funcionarios en todo el país, así que les indicaría (a los argentinos) que nuestra opinión se dice aquí", agregó Psaki.
Aseguró que el Gobierno del presidente de EE.UU., Barack Obama, comparte las ideas expresadas el jueves por su nominado como embajador en Argentina, Noah Bryson Mamet, durante su audiencia de confirmación en el Comité de Relaciones Exteriores del Senado.
En dicha audiencia, pese a reconocer que nunca ha estado en Argentina, Bryson Mamet argumentó que la del país suramericano es una democracia madura.
Presionado por Rubio sobre si Argentina es o no un aliado, Mamet respondió que es "un aliado con el que (los EE.UU.) tenemos discrepancias fundamentales", y defendió que el país cree en los "estándares básicos de democracia y libertad de expresión".
No obstante, el candidato también expresó su preocupación por "algunas políticas proteccionistas" de Argentina, y aseguró que, de ser confirmado, presionará al país para que "normalice" la relación con sus acreedores y con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Mamet, empresario y destacado donante en la campaña de reelección de Obama en 2012, no ocultó durante su audiencia de confirmación su falta de experiencia como diplomático y reconoció que nunca ha visitado Argentina, algo que Rubio recibió con escepticismo.
"Con todo el debido respeto… usted tiene un impresionante currículum y experiencia, pero creo que este (el de embajador en Argentina) es un puesto muy significativo", replicó el senador republicano.
Preguntada este viernes al respecto, Psaki recordó que el rol de un embajador es "representar a Estados Unidos y servir de recurso a la gente sobre el terreno", y pidió dar a Mamet "la oportunidad de ir a su país (de destino) y ver lo que requerirá su mandato".
"No puede juzgarse hasta qué punto será eficaz hasta que lleve un tiempo trabajando en el país", alegó.
Aparte de Mamet, también generó polémica recientemente el nominado por Obama para embajador en Noruega, George Tsunis, que en su audiencia de confirmación el mes pasado se refirió al presidente noruego, obviando que el país es una monarquía, y minimizó la importancia de uno de los partidos de la coalición gubernamental.
Psaki recordó hoy que el Gobierno de Obama trata de designar a diplomáticos de carrera para un 70 % de los puestos en embajadas, pero reserva alrededor de un 30 % a representantes "del sector privado", como es el caso de Mamet y Tsunis, porque en el pasado ha habido empresarios que han sido "muy exitosos" como embajadores.
La concesión de puestos diplomáticos a empresarios que han contribuido a las campañas electorales de los presidentes es una práctica que han repetido varias administraciones de EE.UU.