EFE
Las fuertes medidas de seguridad impuestas por las autoridades holandesas durante la celebración de la III Cumbre de Seguridad Nuclear hoy y mañana en La Haya han paralizado el ritmo de la ciudad y sus alrededores y han bloqueado varios intentos de manifestaciones.
El Estado holandés ha desplegado para este evento, y la reunión del G7 convocada para hoy en paralelo a la cumbre, cuatro veces más efectivos policiales y militares que con ocasión de la entronización de los nuevos reyes, en abril del año pasado.
Más de medio centenar de personas fueron detenidas hoy en la estación central de ferrocarril de La Haya cuando se disponían a dirigirse hacia la sede de la cumbre, el centro de conferencias World Forum, para participar en una manifestación pacifista, informó la televisión nacional holandesa, NOS.
Por otra parte, cuatro activistas saltaron al Hofvijver, el estanque que rodea el complejo del Parlamento holandés, para protestar contra la cumbre con una pancarta en la que se leía: "La NSS (siglas en inglés de la Cumbre de Seguridad Nuclear) es una charada hipócrita".
Los manifestantes fueron desalojados del lugar por la Policía con la ayuda de un bote.
Además, aviones F-16 han sido desplegados después de que entrase en el espacio aéreo holandés una aeronave sin autorización, que tras ser contactada ofreció total cooperación y cambió su ruta rumbo hacia Frankfurt (Alemania), indicó NOS.
La Policía también acordonó una calle tras encontrar un paquete "sospechoso" en un barrio situado a un kilómetro del lugar de la cumbre y alejado del centro histórico de la ciudad, que está menos frecuentado hoy.
Las autoridades han pedido incluso a los ciudadanos que eviten tomar el coche este lunes y que intenten trabajar desde sus casas, teniendo en cuenta que las carreteras adyacentes a La Haya y especialmente las que comunican con el aeropuerto de Schiphol, donde están llegando las delegaciones internacionales, están cortadas o con controles policiales.
El control de las personas que acuden a trabajar al World Forum también es exhaustivo, con escáneres y exámenes biométricos de los periodistas, de los que hay acreditados unos 3.000 para el evento.
Al recinto se ha prohibido además el ingreso de líquidos o alimentos traídos del exterior.
Según la organización, el coste de la cumbre asciende a 24 millones de euros sin contar con los gastos que implica el despliegue de la seguridad.
Para reducir los gastos, en el área de la prensa se han eliminado los terminales de teléfono fijo y todo uso de papel, y la información se distribuye a través de una aplicación para teléfonos inteligentes.
El alcalde de La Haya, Jozias van Aartsen, garantizó en una rueda de prensa el domingo que "uno se puede sentir seguro en cualquier parte de la ciudad" durante la celebración de la cumbre. EFE