AFP
Tumbada en la mesa de operaciones de una clínica al norte de Teherán, Nazarin, de unos 40 años, quiere rehacerse entera, de la nariz a las caderas, un caso que ilustra el boom de la cirugía estética en Irán de los últimos años.
Nazarin ya "ha pasado por dos operaciones de nariz realizadas por otro médico, pero no quedó satisfecha y ha solicitado una nueva intervención", explica Javad Amirizad, secretario de la asociación de cirujanos plásticos. De paso, aprovechará para retocarse las cejas y hacerse una liposucción de caderas para "arreglar su silueta".
En los quirófanos adyacentes, dos mujeres se ponen implantes mamarios.
Cada vez más mujeres en Irán recurren a operaciones, complicadas pero también sencillas, como inyecciones de bótox en las mejillas y la frente para hacer desaparecer las mejillas, o en los labios, para hacerlos más carnosos.
En las grandes ciudades, cada vez es más frecuente ver a mujeres con una venda en la nariz, signo inequívoco de una intervención reciente que se asume sin complejos.
Los expertos explican este entusiasmo por el hecho de que la mujer iraní, obligada a llevar el velo islámico, concede una gran importancia a su rostro, única parte del cuerpo que puede mostrar en público junto con las manos.
Las series de televisión latinoamericanas y turcas, seguidas vía satélite y teóricamente prohibidas, son muy populares en Irán: más del 50% de la población ve estos canales y en ellos, las actrices suelen estar operadas. Además, durante las pausas publicitarias, hay muchos anuncios para hacerse todo tipo de operaciones.
Cada año, en Irán se practican oficialmente unas "40.000 operaciones estéticas", según el doctor Amirizad, para quien esa cifra está muy por debajo de la real, al no tener en cuenta las múltiples intervenciones de cirujanos no especializados que las practican por lo lucrativo del negocio.
Las operaciones son caras (1.500 dólares como mínimo por una rinoplastia) en un país donde el salario mínimo es de 270 dólares al mes.
"Pagué el equivalente a 1.800 dólares pero sé que ciertos cirujanos de renombre cobran hasta 6.000 por una operación simple de nariz", declara Mehrnaz Mehri, de 27 años y directora de una sociedad de importación y exportación en Teherán.
"No lo tenía pensado, pero después de que mi madre y mi hermana se rehicieran la nariz, me decidí a hacerlo", explica.
Irán, un país con buena reputación en medicina y en cirugía estética, espera atraer a pacientes extranjeros. "Ya vienen de Irak o Azerbaiyán, pero sobre todo tenemos iraníes que viven en el extranjero y saben que una operación aquí cuesta mucho menos que en Estados Unidos o en los países europeos", subraya Javad Amirizad.
Y los retoques estéticos van creciendo en popularidad también entre los hombres. "Hace 20 años había un 5% de hombres que querían rehacerse la nariz y hoy son el 35%", asegura.
Mostafa Kashani, de unos 30 años, es uno de ellos: "Me rompí la nariz en un accidente y mi mujer insistió para que me operara. Al principio me negué, pero mi hermana lo hizo y eso me motivó".
"Esto demuestra que nuestra sociedad se moderniza", afirma el doctor Amirizad, mientras que en los medios más conservadores se lamenta la nefasta influencia de la "cultura occidental".
No obstante, también hay quienes lamentan haber pasado por el quirófano, como Slomaz, de 27 años, que se operó por primera vez a los 20. Si pudiera volver atrás, "no lo volvería a hacer, hoy en día, las chicas tienen todas la misma nariz, muy fina y respingona, como las muñecas", afirma.
2016-01-04