Con información de EFE
Luis Almagro es un ya experimentado actor en la arena internacional. Fue canciller del gobierno de José "Pepe" Mujica y ha sido parte de los avances en la integración latinoamericana.
Esta experiencia le ha servido para conocer bien la problemática de Venezuela. Un asunto que conoce bien tras participar el año pasado en una misión dirigida a propiciar una mesa de diálogo político entre el Gobierno y la oposición junto a otros cancilleres de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur).
"Quienes dicen que es el candidato del ALBA (la Alianza Bolivariana) se equivocan completamente. Él ha hablado muy contundentemente sobre los derechos humanos en Venezuela y eso no ha gustado a Caracas", explicó a una agencia de noticias una fuente diplomática.
Almagro, un político que prefiere la mochila al maletín, también quiere tener las manos libres a la hora de liderar la OEA y por eso dejó claro desde el principio que no optará a la reelección en cinco años, lo que le permitirá trabajar sin la presión de revalidar los votos para repetir en el cargo.
Durante su toma de posesión Almagro ya dió algunas señales sobre lo que será su gestión al afirmar que la OEA debe tender una mano a aquellos países que atraviesan momentos de crispación y antagonismos que a veces sobrepasan los niveles de civilidad a los que la democracia regional debe aspirar".
Si bien añadió luego: "los países que tienen situaciones de crispación o conflicto o atrasos democráticos son obvios, nosotros no hemos puesto el caso de Venezuela por encima de ningún otro".
26-05-2015