EFE
Los mexicanos pasaron en menos de 24 horas de la incredulidad a la indignación y el enojo por la invitación del presidente Enrique Peña Nieto al candidato republicano a la Casa Blanca, Donald Trump, que los últimos 15 meses no ha parado de insultarlos.
Si la sola invitación girada a Trump generó una avalancha de críticas hacia Peña Nieto, la reunión privada y el mensaje posterior ante los medios ahondó más en la herida de una inmensa mayoría de mexicanos que se sintieron traicionados y avergonzados por Peña Nieto.
"Fue un desastre, un fiasco (…). Peña Nieto nos unió a todos, pero en su contra", dijo el excanciller Jorge Castañeda, quien atribuyó lo ocurrido a la "improvisación" más que a "una estrategia pensada desde hace tiempo" ante uno de los mayores desafíos que enfrenta el país.
Peña Nieto "hizo un gesto de cortesía, muy mexicano, de invitar a los dos candidatos", pero Trump le tomó la palabra y dejó al presidente en una situación de "pierde-pierde" pues, en el caso de haber eludido el encuentro también "habría recibido críticas muy duras", dijo a Efe el politólogo Rodrigo Salazar.
En cambio, Trump estaba en una situación "gana-gana" porque no lleva la delantera en la carrera por la Casa Blanca y un encuentro como este, en el que estuvo "contenido", le da visibilidad.
"En términos de percepción, pierde Peña Nieto", opinó el investigador de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), quien atribuyó lo ocurrido a una gran "gran torpeza política" del presidente que "pudo haberle salido mucho peor".
2016-09-01