Miles de pequeñas ranas autóctonas coquíes y algunos ejemplares de boa puertorriqueña, ambas en la lista de especies en peligro de extinción desde 1970, murieron a consecuencia del incendio que devastó el Bosque de Adjuntas, en el interior de la isla, a finales del pasado mes de marzo.
La secretaria del Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA), Carmen Guerrero Pérez, informó hoy a través de un comunicado de que se reportaron también daños entre la población de largartijas de diferentes especies.
Asimismo, la funcionaria indicó que el incendio puede tener consecuencias en la colonia de murciélago rojo frutero, al perderse gran cantidad de semillas de Cupey, su principal fuente de alimentación.
El hábitat de pájaros que regresan a Puerto Rico en esta época del año para reproducirse también quedó dañado, lo que afectará, entre otros, al zumbadorcito, la reinita trepadora, la paloma turca, el san pedrito, el ruiseñor, el pitirre y el julián chiví.
Esta lista de especies y pájaros afectados sigue al informe elaborado por especialistas forestales sobre daños ecológicos provocados por el incendio.
Cerca de 150 acres (60 hectáreas) del Bosque de Adjuntas fueron devastados a finales del pasado marzo por un incendio declarado en el área y que fue provocado, según la asociación comunitaria Casa Pueblo.
En términos de flora, los daños afectaron a helechos (60 % del área afectada) y ejemplares de árboles como el Yagrumo y el Roble, según la secretaria del DRNA.
La funcionaria visitó el área acompañada por el ingeniero y fundador de Casa Pueblo, Alexis Massol, quienes acordaron acciones de restauración ecológica.
"El plan incluye un sistema de terrazas que sirva para controlar la erosión y como barreras físicas para reducir impactos ecológicos en la eventualidad de futuros incendios", dijo Massol.
"Las terrazas, ya bajo construcción, también servirán para la siembra de árboles endémicos y nativos, tales como granadillo, guamá, guaraguao, roble, malagueta, guava, espino rubial, maría y jaguilla, entre otros", indicó el ingeniero.
Casa Pueblo ha recibido donaciones de árboles de ciudadanos particulares, de la Fundación Luis Muñoz Marín, del Fideicomiso de Conservación de Puerto Rico y del DRNA.
"Con este fuego, el área impactada perdió parte de su función hidrológica en la protección del suelo. El plan de trabajo acordado atiende el control de erosión y la sedimentación hacia los cuerpos de agua cercanos y a su vez atiende la fertilidad del suelo", indicó Guerrero Pérez.
A raíz del incendio se han alcanzado acuerdos de cooperación e investigación entre Casa Pueblo y la Universidad de Puerto Rico, con la Pontificia Universidad Católica y el Georgia Institute of Technology.
La secretaria del DRNA dijo que, a pesar de la frecuencia de incendios forestales en Puerto Rico, escasea la investigación científica sobre estos temas y que estos acuerdos ayudarán a la restauración de bosques afectados por este tipo de desastres.
"El país debe saber que de estas cenizas se levanta una importante iniciativa de restauración ecológica y de educación e investigación ambiental que servirá de modelo para otras partes de Puerto Rico y del Caribe", subrayó.
En lo que va de año se han destruido más de 2.000 acres (800 hectáreas) de terreno en incendios forestales en Puerto Rico, lo que supone pérdidas millonarias.
EFE