EFE
El presidente de Ecuador, Rafael Correa, reconoció hoy la existencia de "tensiones" con EE.UU. y arremetió contra las manifestaciones de "neocolonialismo" procedentes de ese país, al tiempo que defendió la soberanía latinoamericana en asuntos como los derechos humanos y la libertad de expresión.
Existen "tensiones" y también "desconfianza mutua" entre Estados Unidos y Ecuador, dijo Correa en un encuentro con medios de comunicación extranjeros, pero aseguró que seguirá denunciando aquellas políticas norteamericanas que considere incorrectas.
Las redes de espionaje estadounidense, el uso de aviones no tripulados en acciones que causan víctimas inocentes y la supuesta participación de la CIA en un ataque militar colombiano en territorio de Ecuador en 2008, fueron algunas prácticas estadounidenses criticadas por el mandatario.
En particular, en el caso de la intervención de la CIA en el ataque desde Colombia, el gobernante resaltó la "casualidad" de que revelaciones periodísticas den a conocer estas informaciones cuando están en marcha conversaciones de paz entre el Gobierno colombiano y las FARC.
"Y cuando la extrema derecha colombiana quiere seguir la guerra y probablemente Estados Unidos también quiere seguir con la guerra", apostilló.
Estados Unidos se ha negado a informar a Ecuador sobre este asunto, señaló Correa, quien dijo que se están tomando medidas al respecto, entre ellas una "postura firme" sobre los proyectos de cooperación estadounidense en el país andino, cuya finalización se anunció recientemente.
Estas medidas afectarán también a la dotación de militares de la embajada estadounidense en Quito, que cifró en unos 50. "No vamos a permitir tantos militares extranjeros en una embajada", acotó.
"Siempre vamos a denunciar la doble moral en política internacional, los atentados a los derechos humanos y si eso tensa las relaciones con Estados Unidos, qué pena; nosotros no claudicaremos en nuestros principios", aseveró.
Precisamente, para preservar la autonomía latinoamericana de la tutela estadounidense en asuntos como la defensa de los derechos humanos, el mandatario ecuatoriano abogó por crear instancias dedicadas a ello en los órganos latinoamericanos de integración.
"Es impresentable", dijo el mandatario, "que la sede de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) esté en un país que no ha ratificado el Pacto de San José", principal instrumento sobre estos derechos en América, lo que consideró una muestra de "neocolonialismo".
Se quejó de que EE.UU. financia a la CIDH "para controlar al resto" de los países que la integran y de que la única de las ocho relatorías de la comisión con financiación específica, también de Estados Unidos, sea la de libertad de expresión.
Por ello se preguntó si es que "unos derechos tienen supremacía sobre otros o es que detrás de la tan cacareada libertad de expresión no existen los negocios, el gran capital de los medios de comunicación y el lobby mediático, que tal vez es el más poderoso del mundo".
"No excluimos retirarnos del mal llamado sistema interamericano", aseguró.
Para el jefe de Estado ecuatoriano, la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) pueden albergar instancias propias de protección de los derechos humanos.
El gobernante, por otro lado, ironizó acerca de las críticas de Human Rights Watch (HRW) al afirmar que la Ley de Comunicación aprobada el pasado año en el país regula a los medios "de un modo que cercena la libertad de prensa".
"No voy a poder dormir, ya vamos a pedir la derogación de la Ley de Comunicación, porque la solvencia moral de Human Rights Watch es incontestable", dijo.
Correa abordó también otras cuestiones, como el caso del fundador de WikiLeaks, el australiano Julian Assange, asilado en la embajada de Ecuador en Londres, asunto cuya solución, dijo, está en manos del Reino Unido y de Suecia, que le reclama por delitos sexuales y que podría interrogarle por videoconferencia.
En materia energética, el mandatario defendió la financiación china que su Gobierno busca para un proyecto petrolero, la Refinería del Pacífico, y negó que ello suponga hipotecar al país suramericano, al tiempo que recordó que China es el "mayor financista del mundo".
Por otro lado, Correa tuvo un recuerdo para su amigo Hugo Chávez, de quien, a menos de dos meses del aniversario de su muerte, destacó la fortaleza para enfrentar grandes poderes, y también un comentario para el papa Francisco I, al que calificó como "una gran esperanza" por ser "muy cercano a la gente, a los problemas locales", algo que "se necesitaba".