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¿Qué pasaría si gana Trump?

Jueves, 10 de marzo de 2016 a las 07:30 pm
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Andrés Oppenheimer

Imaginemos por un momento que Donald Trump se convierte en el próximo presidente de Estados Unidos y cumple sus promesas de construir un muro de 1.000 millas a lo largo de la frontera con México, impone un impuesto del 35% a las importaciones de automóviles fabricados en México y deporta a 11 millones de inmigrantes indocumentados. ¿Cómo afectaría todo esto al estadounidense promedio?

Trump dice que estas medidas ayudarían a "hacer grande a Estados Unidos de nuevo". Pero la mayoría de los economistas coinciden en que haría subir el precio de varios productos para el estadounidense promedio —desde los automoviles hasta la lechuga que compran en el supermercado— y acabaría con más puestos de trabajo estadounidenses de los que ayudaría a crear.

Empecemos con la propuesta de Trump de construir un muro fronterizo. Es un proyecto de dudosa necesidad en un momento en que, según la Oficina del Censo de Estados Unidos, la migración de indocumentados de México se ha reducido drásticamente desde 2008.

Por otra parte, asumiendo que el muro de Trump va a costar “sólo” $8.000 millones, como él dice, es probable que sea un desperdicio de dinero: más del 40% de los inmigrantes indocumentados no entran a Estados Unidos por la frontera, sino que vienen en avión con visas de turista y se quedan una vez que estas expiran. Un muro fronterizo no pararía el flujo de indocumentados.

En cuanto a la afirmación constante de Trump de que “México va a pagar por el muro”, eso nunca va a suceder. Cuando recientemente le pregunté sobre esto al ex presidente de México, Vicente Fox, se rió y respondió: “¡Está loco!

Trump dice que va obligar a México a pagar por el muro imponiendo un impuesto del 35% a las importaciones de carros mexicanos. Cuando le preguntaron durante el debate republicano del 25 de febrero si estaba dispuesto a iniciar una guerra comercial con México, Trump respondió: “Bueno, no me importan las guerras comerciales cuando ya estamos perdiendo $58.000 millones al año”.

Suena muy valiente, pero se basa en una estadística engañosa. Oculta el hecho de que alrededor del 40% del contenido de las exportaciones de México a Estados Unidos son de origen estadounidense. En otras palabras, los automóviles que México exporta a Estados Unidos son ensamblados en México con una buena parte de componentes estadounidenses.

Si Trump le impone una tasa aduanera del 35%, un auto Ford Fusion fabricado en México que ahora se vende en Estados Unidos en unos $24.000 pasaría a costar más de $32.000.

Una tarifa de importación del 35% también haría que los autos estadounidenses fueran demasiado caros para competir con los japoneses en otros mercados del mundo. En lugar de hacer a Estados Unidos grande de nuevo, Trump haría a Japón grande de nuevo.

Además, si Trump impusiera un arancel del 35%, México subiría sus tarifas de importación a los productos estadounidenses. Eso perjudicaría enormemente a los exportadores estadounidenses, ya que México es su segundo mercado de exportacion más grande del mundo, después de Canadá.

El año pasado, México importó $236.000 millones en produtos de Estados Unidos, más que China, Japón y Alemania juntos. Una guerra comercial con México podría costar seis millones de puestos de trabajo en Estados Unidos, según la Cámara de Comercio de Estados Unidos.

Por último, la deportación de los casi 11 millones de inmigrantes indocumentados no sólo separaría a millones de familias y convertiría a Estados Unidos en un estado policíaco como China o Cuba, sino que también aumentaría el precio de la construcción, la agricultura y otras industrias que usan mano de obra mexicana.

Mi opinión: Muchos partidarios de Trump descartan estos argumentos diciendo que, una vez electo, su candidato flexibilizaría sus posturas.

No lo creo. Cuando entrevisté a Trump en 2013, me dio la impresion —aunque no puedo decir que lo conozco bien— de ser tan arrogante como aparece en público. Además, he entrevistado a muchos presidentes populistas, y tienen muchas cosas en común con Trump. Una de ellas es que, al principio, nadie los tomaba en serio.

Es hora de iniciar un debate a fondo sobre cómo afectarían las propuestas de Trump al estadounidense medio. Porque no se puede descartar que Trump sea electo, y haga lo que dice.
Tomado del Nuevo Herald

Imaginemos por un momento que Donald Trump se convierte en el próximo presidente de Estados Unidos y cumple sus promesas de construir un muro de 1.000 millas a lo largo de la frontera con México, impone un impuesto del 35% a las importaciones de automóviles fabricados en México y deporta a 11 millones de inmigrantes indocumentados. ¿Cómo afectaría todo esto al estadounidense promedio?
Trump dice que estas medidas ayudarían a “hacer grande a Estados Unidos de nuevo”. Pero la mayoría de los economistas coinciden en que haría subir el precio de varios productos para el estadounidense promedio -desde los automoviles hasta la lechuga que compran en el supermercado- y acabaría con más puestos de trabajo estadounidenses de los que ayudaría a crear.
Empecemos con la propuesta de Trump de construir un muro fronterizo. Es un proyecto de dudosa necesidad en un momento en que, según la Oficina del Censo de Estados Unidos, la migración de indocumentados de México se ha reducido drásticamente desde 2008.
Por otra parte, asumiendo que el muro de Trump va a costar “sólo” $8.000 millones, como él dice, es probable que sea un desperdicio de dinero: más del 40% de los inmigrantes indocumentados no entran a Estados Unidos por la frontera, sino que vienen en avión con visas de turista y se quedan una vez que estas expiran. Un muro fronterizo no pararía el flujo de indocumentados.
En cuanto a la afirmación constante de Trump de que “México va a pagar por el muro”, eso nunca va a suceder. Cuando recientemente le pregunté sobre esto al ex presidente de México, Vicente Fox, se rió y respondió: “¡Está loco!
Trump dice que va obligar a México a pagar por el muro imponiendo un impuesto del 35% a las importaciones de carros mexicanos. Cuando le preguntaron durante el debate republicano del 25 de febrero si estaba dispuesto a iniciar una guerra comercial con México, Trump respondió: “Bueno, no me importan las guerras comerciales cuando ya estamos perdiendo $58.000 millones al año”.
Suena muy valiente, pero se basa en una estadística engañosa. Oculta el hecho de que alrededor del 40% del contenido de las exportaciones de México a Estados Unidos son de origen estadounidense. En otras palabras, los automóviles que México exporta a Estados Unidos son ensamblados en México con una buena parte de componentes estadounidenses.
Si Trump le impone una tasa aduanera del 35%, un auto Ford Fusion fabricado en México que ahora se vende en Estados Unidos en unos $24.000 pasaría a costar más de $32.000.
Una tarifa de importación del 35% también haría que los autos estadounidenses fueran demasiado caros para competir con los japoneses en otros mercados del mundo. En lugar de hacer a Estados Unidos grande de nuevo, Trump haría a Japón grande de nuevo.
Además, si Trump impusiera un arancel del 35%, México subiría sus tarifas de importación a los productos estadounidenses. Eso perjudicaría enormemente a los exportadores estadounidenses, ya que México es su segundo mercado de exportacion más grande del mundo, después de Canadá.
El año pasado, México importó $236.000 millones en produtos de Estados Unidos, más que China, Japón y Alemania juntos. Una guerra comercial con México podría costar seis millones de puestos de trabajo en Estados Unidos, según la Cámara de Comercio de Estados Unidos.
Por último, la deportación de los casi 11 millones de inmigrantes indocumentados no sólo separaría a millones de familias y convertiría a Estados Unidos en un estado policíaco como China o Cuba, sino que también aumentaría el precio de la construcción, la agricultura y otras industrias que usan mano de obra mexicana.

Mi opinión: Muchos partidarios de Trump descartan estos argumentos diciendo que, una vez electo, su candidato flexibilizaría sus posturas.
No lo creo. Cuando entrevisté a Trump en 2013, me dio la impresion -aunque no puedo decir que lo conozco bien- de ser tan arrogante como aparece en público. Además, he entrevistado a muchos presidentes populistas, y tienen muchas cosas en común con Trump. Una de ellas es que, al principio, nadie los tomaba en serio.
Es hora de iniciar un debate a fondo sobre cómo afectarían las propuestas de Trump al estadounidense medio. Porque no se puede descartar que Trump sea electo, y haga lo que dice.
Tomado del Nuevo Herald