EFE
Desde una sala del Palacio de la Zarzuela con ventanales sobre los jardines y un ambiente de hogar familiar, el rey Felipe VI pronunció este 24 de diciembre su primer discurso de Navidad, en el que pidió luchar contra el desempleo, principal prioridad en España, y emprender una "profunda regeneración" en la que el combate contra la corrupción sea un "objetivo irrenunciable".
En el mensaje, retransmitido por la principales cadenas de televisión del país, el monarca aludió también a la situación en Cataluña, donde las formaciones nacionalistas promueven el soberanismo, para afirmar que le preocupa que se produzca una "fractura emocional" y reclamar respeto a la Constitución, que garantiza la convivencia y la pluralidad.
El discurso navideño de Felipe VI era muy esperado, no sólo porque es el primero de su reinado, sino también porque llega dos días después de saberse que su hermana Cristina, infanta de España, tendrá que responder ante un tribunal por haber cometido supuestamente dos delitos fiscales en un caso en el que su marido, Iñaki Urdangarin, será juzgado por corrupción.
Sin aludir expresamente a este asunto, Felipe VI dijo que el hecho de que los responsables de "conductas irregulares" estén "respondiendo de ellas" es una prueba del funcionamiento del Estado de Derecho.
"La gran mayoría de servidores públicos desempeñan sus tareas con honradez y voluntad de servir a los intereses generales", afirmó el rey antes de precisar que también es necesario evitar que esas conductas irregulares "echen raíces en nuestra sociedad y se puedan reproducir en el futuro".
Otro de los ejes del discurso de Felipe VI fue la crisis económica, cuya "dureza y duración produce incertidumbre" y es un motivo de "grave preocupación", aunque apuntó que las principales magnitudes macroeconómicas mejoran y se está recuperando el crecimiento económico y el empleo.
Queda el problema del desempleo, que a finales de septiembre afectaba al 23,67 por ciento de la población activa, un índice "inaceptable", en palabras del monarca, que abogó por convertir la creación de empleo en una gran prioridad, de modo que "la economía esté al servicio de las personas".
Felipe de Borbón, quien lleva seis meses como jefe del Estado, quiso también transmitir un mensaje de esperanza al asegurar que, para superar las dificultades, "no partimos de cero. Somos una democracia consolidada, una nación apreciada en el mundo con profunda vocación universal. Hoy, más que nunca, somos parte fundamental de un proyecto europeo".
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2014-12-24