Río de Janeiro mantendrá sin cambios su plan de seguridad en las favelas a pesar de las denuncias sobre torturas cometidas por policías, afirmó hoy el secretario de Seguridad de este estado brasileño, José Mariano Beltrame.
El comisario Rivaldo Barbosa, de la Policía Civil de Río de Janeiro, informó este viernes que 22 vecinos de la favela Rocinha denunciaron haber sido sufrido "torturas" en los últimos seis meses en interrogatorios realizados en un cuartel de policía ubicado en esta barriada.
Los policías golpeaban a los interrogados, les daban descargas eléctricas, les colocaban bolsas de plástico en la cabeza o les obligaban a ingerir cera líquida, para que revelaran informaciones sobre traficantes de drogas, según Barbosa.
Las denuncias de torturas han surgido en el curso de la investigación sobre la desaparición del albañil Amarildo de Souza, ocurrida el pasado 14 de julio, después de que fuera interrogado en la comisaría de Rocinha, y que la Fiscalía ha atribuido a diez policías.
Este viernes un tribunal ordenó mantener en prisión preventiva a los diez agentes, que han sido acusados de haber torturado y asesinado a Souza y haber ocultado su cadáver.
El secretario de Seguridad de Río sostuvo hoy que este caso y las denuncias de torturas "no debilitan en absoluto" la imagen de los cuarteles de las favelas, que son conocidos como Unidad de la Policía Pacificadora (UPP), y que forman parte de un plan para expulsar a las bandas de narcotraficantes de esas barriadas.
En declaraciones a periodistas, Beltrame aseguró que el programa de implantación de UPP en las favelas continuará porque "cambió la vida" de las personas que viven en ellas.
"Lo más importante es que las personas quieren la UPP y que la vida de esas personas de allí dentro cambió", dijo Beltrame, que puntualizó que la Policía Militarizada "dio una respuesta transparente y objetiva" al poner a los acusados la disposición de la Justicia. EFE