DPA
Apenas tres días antes de que comience el Mundial de fútbol de Brasil en el estadio Itaquerao de Sao Paulo, la metrópolis brasileña batalla contra el caos circulatorio que amenaza la fiesta de inauguración.
El metro de la ciudad vive su quinto día consecutivo de huelga y condiciona la vida y los movimientos de los casi cuatro millones de personas que lo utilizan para llegar a sus casas y a sus trabajos.
Retrasos de más de dos horas son comunes en estos días, como consecuencia del que es ya el segundo mayor paro en la historia de ese medio de transporte público en Sao Paulo. En 1986, el metro estuvo parado durante seis días.
El registro puede ser batido esta vez: el Mundial es el mejor altavoz para la reivindicaciones de los huelguistas, que reclaman un aumento salarial. Ellos no lo esconden y mantienen el pulso, pese a que la justicia ya consideró ilegal el paro.
"En estos últimos siete años, desde que nos concedieron el Mundial, las mejoras en el transporte han sido nulas", asegura Gustavo, empresario brasileño que hace el puente aéreo Río de Janeiro-Sao Paulo unas 200 veces por año.
Aguarda, como los cientos de viajeros más que aterrizaron esta mañana en el aeropuerto de Congonhas, en una cola kilométrica para tomar un taxi que lo lleve al centro de la ciudad. Su espera se prolonga por más de una hora.
Los taxistas no dan abasto. No hay taxis suficientes para transportar con rapidez y eficiencia a los millones de personas que no pueden utilizar el metro, en su quinto día consecutivo de paralización parcial.
Los autobuses son latas de sardinas en las que no cabe ni un alma más. Los pasajeros hacen cola, durante minutos y minutos, en vano. Pasan tres y cuatro en la dirección deseada y sigue siendo imposible encontrar un lugar en el que meterse.
"En las últimas semanas, hubo días peores. Hoy los problemas se concentraron en la entrada al aeropuerto de Guarulhos y a la ciudad. Las colas eran kilométricas", asegura Eduardo, uno de los taxistas que se maneja en el caos circulatorio de Sao Paulo.
"Otros días, el centro también está totalmente colapsado", añade. Hoy lo estuvo durante un rato. A primera hora de la mañana, 13 trabajadores del metro fueron detenidos por altercados en la estación Ana Rosa, uno de los mayores puntos de paso de la zona sur de la ciudad.
Allí se concentraron unos 400 manifestantes, según la Policía Militar, para bloquear la entrada a la estación. Dispersados por la policía con bombas de gas, formaron barricadas con fuego en la avenida Paulista, una de las arterias principales de la ciudad, y cortaron el tráfico. Luego, marcharon en manifestación pacífica hasta la céntrica Praça da Sé.
"No nos sentaremos a negociar de nuevo hasta que los compañeros despedidos no sean readmitidos", aseguró Altimo de Mele Prazeres, presidente del sindicato de los trabajadores del metro.
La huelga ya le ha costado el puesto de trabajo a 60 funcionarios del metro. La decisión de prolongar o no el caos circulatorio en la ciudad que inaugurará el Mundial se tomará hoy en una nueva asamblea.
2014-06-09