EFE
Elena Vargas, fanática de toda la vida del club Danubio del fútbol uruguayo, cumplió hoy con uno de sus sueños y se casó en el césped del estadio del equipo de sus amores acompañada por sus familiares, mucha prensa, y la alegre hinchada de los aficionados del equipo.
Elena y su esposo Marcelo Gómez se dieron el "sí quiero" apenas minutos antes del debut de Danubio en el torneo Clausura para felicidad de los pocos pero entusiastas seguidores del equipo que acudieron al campo Jardines del Hipódromo para el encuentro.
Un poco más tarde de la hora prevista, como es tradición, y al son del himno del equipo "Vamos Danubio todavía", Elena entró en la cancha por el túnel de vestuarios vestida de blanco y allí la esperaba una nube de periodistas.
También estaba presenta la policía que daba seguridad al encuentro, algunos familiares y amigos, el pastor que ofició la ceremonia y el novio, que aguardaba en el centro del campo.
Tras el oficio, el intercambio de anillos y el beso de rigor, la pareja recién casada desplegó una bandera de Danubio, el equipo con más títulos del fútbol uruguayo tras el Nacional y el Peñarol, y saludó a la grada, donde los aficionados que esperaban el encuentro ante el Cerro Largo sonreían y aplaudían a la pareja.
"Esto fue por un sueño que tenía mi señora, y gracias al club y a su gente pudimos hacerlo. Ella es la fanática, yo soy de otro club", declaró a Efe Marcelo poco antes de la ceremonia.
La novia, orgullosa, confirmó a la prensa que los poderes del amor sirvieron para cambiar las simpatías de su marido por su cuadro de fútbol.
"Sí, el no era simpatizante ni socio. No, no lo era. Pero se hizo socio por mí", apuntó con una sonrisa.
Sin embargo, cuando los periodistas que cubrían la boda consultaron de qué otro equipo era seguidor Marcelo antes de conocerla a ella, Elena se limitó a responder con silencio y una mirada cómplice.
El novio explicó que la iniciativa surgió en el programa humorístico de la radio uruguaya "Malos Pensamientos", cuyo presentador, al enterarse de los deseos de Elena, hizo lo posible para que se convirtieran en realidad.
"Sí, la verdad es que no había escuchado de ningún precedente, de ninguna otra boda en una cancha en Uruguay", indicó la novia tras el enlace.
El pastor Juan Piñeiro, que ofició la ceremonia, reconoció que en su caso era la primera vez que hacía o conocía algo parecido, lo que consideró "un privilegio y una cosa muy linda".
"Si, es algo lindo y distinto, muy especial para una fanática como Elena, que es una fanática de las buenas", concluyó el pastor.