2001.com.ve| AFP
Mónica Linares acude puntual a trabajar como directora de una organización que vela por los derechos de las mujeres trans en El Salvador, un país donde la violencia de las pandillas y las fuerzas de seguridad las empuja a emigrar o morir.
En medio de edificios de una institución carcelaria estatal, oficinas privadas y una universidad, se ubica el local en San Salvador de la asociación Aspid-Arcoiris Trans.
Linares, ella también una mujer trans, explica que no es solo la criminalidad lo que golpea a su comunidad sino la violencia que sufren de agentes del Estado, en particular de la policía, en un país considerado uno de los más violentos del mundo.
"Seguimos siendo víctimas, lo que queremos es decirles: señores del Estado, nos están matando ¡y ustedes no están haciendo nada!", reclama.
Vidas amenazadas
Linares cuenta que la comunidad LGBTI en El Salvador sufre maltratos, rechazo e intolerancia, que muchas veces se traduce en violencia homicida.
Una situación similar vive Honduras, donde la población sexualmente diversa es particularmente vulnerable a la ola de violencia en el país.
"Desde 2009 han sido asesinados más de 300 miembros de la comunidad LGBTI, pero solo 10% han sido judicializados y solo en tres ha habido sentencias condenatorias", comenta a AFP Dany Montecinos, coordinador de la organización hondureña Kukulcán.
En El Salvador, datos de organizaciones LGBTI indican que solo en 2018 hubo 14 asesinatos de personas trans, nueve de ellas mujeres.En 2019 se registran hasta el momento cuatro asesinatos de mujeres trans.
La directora de Aspid-Arcoiris Trans dice que la expectativa de vida de una mujer trans en El Salvador no sobrepasa los 35 años.
A sus 40 años de edad, Linares siente que es "un sueño" tener esa edad "y seguir viva".
Lo mismo considera Bianka Rodríguez, presidenta de la asociación Comcavis Trans, quien a sus 26 años está plenamente consciente del peligro de ser trans en El Salvador.
"Da miedo ser una mujer trans por todas las situaciones de intolerancia y violencia sistemática", sostiene Rodríguez, quien la semana pasada fue galardonada con el Premio Nansen por la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) por su lucha en favor de los derechos de la comunidad LGBTI.
Como una señal de la poca atención que las instituciones dan al tema, ambas organizaciones evocan la falta de cifras confiables tanto del número de personas de la comunidad LGBTI como de los casos de víctimas de delitos y crímenes de odio por razón de género.
Rodríguez, cosmetóloga de profesión, lamenta que esa falta de cifras ha contribuido a que esta minoría "esté invisibilizada".
2019-09-24
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