El jefe del Servicio de Migraciones chileno, Eduardo Thayer, informó a la agencia EFE ante una posible llegada masiva de extranjeros al país suramericano, “Chile no incentivará nuevos flujos migratorios” ni “cambiará su política migratoria fronteriza por una crisis en algún país de la región”, informó Thayer.
“Primero hay que integrar a quienes ya están en el país y resolver las tensiones que se puedan dar o los problemas de integración y regularidad”, señaló la autoridad en una entrevista desde su oficina.
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Eduardo Thayer, quien está a cargo del Servicio de Migraciones (Sermig) desde marzo de 2022, dice que si bien “es prematuro” hablar de una nueva ola migratoria, el gobierno chileno “seguirá aumentando el control fronterizo y reduciendo el ingreso irregular”.
El propio Sermig calcula que en 2024 los ingresos irregulares cayeron el 37 % respecto de 2023 y el 48 % respecto de 2022.
“Tener personas en situación irregular es un problema para la seguridad del país, para la integración y para la convivencia”, indicó Thayer.
Según el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), el 6,6 % de la población extranjera residente en Chile se encuentra en situación irregular.
El director reconoce que el gobierno “está analizando” la posibilidad de abrir un proceso de regularización “acotado” a unas 180.000 personas, quienes se empadronaron voluntariamente en 2023 y que además tengan un arraigo laboral o familiar en el país.
“Esto distinguiría este proceso de cualquier otro realizado antes en Chile y en la región, en los que se han pedido pocos requisitos”, precisó.
Con una población de 19,6 millones de personas, Chile acoge a cerca de 1,6 millones de migrantes, de los cuales casi un 33 % son venezolanos, el principal grupo de extranjeros en el país que desde julio no cuenta con apoyo consular.
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