Los familiares de un migrante venezolano asesinado junto a un adolescente en Tibú, Colombia el 8 de octubre, repatriaron su cuerpo este domingo. Esto tras el rechazo internacional que causó su homicidio por supuestamente haber robado en una tienda.
Los restos de Jackson Enrique Arriaga, de 23 años de edad, padre de una hija de tres y quien había migrado hace casi dos años a Colombia ante la crisis económica en Venezuela, fueron entregados a su tía Auricia Moreno en Cúcuta, según confirmó la mujer a la AFP.
«Le hago un llamado a la juventud venezolana: vuelva a su país. No estemos buscando lo que no se nos ha perdido en otro. Hoy fue Jackson, mañana puede ser uno de ustedes. Regresen a Venezuela», clamó Moreno entre lágrimas.
A los dos jóvenes los balacearon luego de que los acusaran de robar en un almacén en el violento municipio de Tibú.
Asesinados
En videos y fotos difundidas en redes sociales, se les ve cabizbajos y con las manos atadas hacia adelante. Al mismo tiempo una persona fuera de cámara los acusa de «ladroncitos».
Sus cuerpos los encontraron más tarde con las manos amarradas e impactos de bala en la cabeza. Un cartón con la palabra «ladrones» escrita a mano reposaba sobre el cadáver del más pequeño, de 15 años, y cuya identidad se mantiene en reserva.
«Todos estamos muy tristes y nuestra familia no ha tenido tiempo ni de pensar realmente en lo que sucedió. Nos enteramos por las redes porque esos videos se volvieron virales y eso fue traumático», relató la tía de Arriaga
Según su testimonio, no conocía al menor que fue ejecutado junto a su sobrino y puso en duda de que este último estuviera robando en una tienda cuando fue capturado.
El diario La Opinión de Cúcuta dijo que el cuerpo del menor también fue llevado a Venezuela.
La policía colombiana responsabiliza del asesinato de los jóvenes a disidentes de la exguerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) que se apartaron del acuerdo de paz firmado en 2016.
AFP