2001.com.ve | EFE
Quincenas enteras sin agua, más de 72 horas sin luz, fallas en las comunicaciones celulares, nula conexión a internet.
Las consecuencias de los sucesivos y más recientes apagones, que desde el pasado lunes afectan a Caracas y 20 estados del país se cuentan en horas, días y semanas de agonía y frustración por las deficiencias en la prestación de servicios.
Testimonios de residentes de regiones afectadas refieren que la situación ha escalado a un punto todavía más crítico, agravado por las escasas alternativas que el Gobierno ha dispuesto para paliar la situación.
El silencio oficial fue la marca distintiva de la tercera interrupción eléctrica masiva, registrada el viernes alrededor de las 7:15 pm, a la que se sumó una cuarta ayer a la 7:10 misma hora, ambas suscitadas en menos de un mes.
La insuficiente respuesta gubernamental hace pensar a los ciudadanos que, a instancias del Ejecutivo, se ha normalizado el colapso, o peor, se ha instaurado un racionamiento del que aún se desconoce un cronograma oficial.
“La luz se va a cada rato. Los cortes han sido cada cuatro horas. No se puede prender la bomba de agua, porque no sabemos cuándo nos volvemos a quedar sin luz”, relató Hilda Sousa, residente de un conjunto residencial localizado en la urbanización Manzanares, municipio Baruta, al sureste de Caracas.
El limitado acceso al agua es uno de los principales problemas que mantiene en zozobra a buena parte de la población. La sequía y los prolongados racionamientos impuestos por Hidroven y sus filiales desde antes del primer apagón, suscitado el pasado 7 de marzo, han ocasionado que zonas de todo el territorio nacional acumulen entre 39 días y dos años sin suministro del insustituible líquido y con cada vez menos respuestas.
Es el caso de la urbanización Los Palos Grandes, en donde pasaron de contar con el servicio lunes y miércoles a principios de enero a simplemente no tenerlo en todo el mes de febrero y marzo.
“Antes del apagón nos decían que era un problema en las tuberías, que se rompían por la presión del agua porque estaban muy viejas, ahora es por el apagón”, contó Enit Paredes, habitante de un edificio residencial en la calle 12 de la mencionada urbanización capitalina.
El problema cruza de este a oeste la ciudad y tiene una proporción similar de norte a sur. Como se constató en la UD7 de Caricuao, en la parroquia homónima, al suroeste de la capital; La Concordia, parroquia Santa Teresa, Catia, Altavista, Lídice y Propatria, parroquia Sucre; San Bernardino, avenidas Panteón y Fuerzas Armadas San José, en la parroquia del mismo nombre han pasado ocho días sin el suministro, el lapso más corte del municipio Libertador.
Caso similar se repite en las urbanizaciones San Román y Santa Rosa de Lima, parroquia las Minas, municipio Baruta y Los Dos Caminos, El Marqués, Palo Verde y La California en el municipio Sucre y en casi todo el municipio en El Hatillo, en donde esperan la normalización del suministro para el próximo miércoles, después de la suspensión del pasado domingo, alertó Elías Sayegh, alcalde de esa localidad.
La situación es menos grave en la parroquia Coche en donde la escasez lleva 100 horas. No así en la adyacente El Valle, en donde ayer, tras nueve días desbastecidos, se vio vecinos recolectar agua en una toma improvisada ubicada debajo del emblemático túnel que conecta a ese sector con la autopista Caracas – La Guaira.
Tobo y totuma. Pero la carencia de agua en Caracas es apenas una anécdota, si se compara con la registrada en otras regiones del país, por lo que los afectados temen que la recurrencia de las fallas eléctricas imposibilite, aún más, la reanudación del servicio.
En el estado Vargas hay sectores con dos años sin agua. “Con el apagón el gobernador García Carneiro dijo que en 24 horas nos llegaría el agua, pero es lo que nos ha prometido desde el año 2017, desde cuando me baño a punta de totuma”, afirmó Soledad Blanco, quien reside en la torre “E” del conjunto Vista Al Mar Arrecife, en Catia la Mar, al oeste del litoral central.
Hacia el occidente del país, en Bararida I, asentamiento urbano localizado en Barquisimeto, estado Lara, la inducida sequía comenzó a finales del año pasado. “Desde hace cinco meses tenemos que hacer cola para ver si podemos llenar tres tobitos de agua diarios, que es lo que nos permiten por casa”, dijo Héctor Espinoza, vecino del lugar.
Esta deficiencia se extiende a los centros de salud en esa entidad. Ayer pacientes de la Unidad de Diálisis de la capital larense denunciaron que esta semana no se han podido aplicar el tratamiento, indicado cada tres días mínimo, por la falta de agua y electricidad.
Desconexión. Las comunicaciones tienen el menor rango de afectación luego de las más de 120 horas de interrupciones e intermitencias en el flujo eléctrico. No obstante la red ABA de Cantv y conexión celular de Movilnet, ambas pertenecientes al Estado, presentan caídas constantes de hasta 10 horas continuas en todo el territorio nacional.
Anoche, poco después de las 9:40 pm, es decir, a más de 26 horas de ocurrido el apagón del viernes, el ministro
de Comunicación e Información, Jorge Rodríguez aseguró en un mensaje telefónico grabado, divulgado a través canal del Estado, que las dos últimas interrupciones eléctricas se debían a “ataques coordinados a las líneas de transmisión del Guri, ambos días a las 7:11pm”.
2019-03-31
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