Jesús M. Gambús | [email protected]
Con la inspiración chavista , el estado cambió la brújula de muchas empresas bajo su control y se dio a la tarea de adquirir otras, que a su entender, contribuirían a mejorar los niveles de vida del venezolano.
La experiencia del Estado empresario socialista trazado desde 1999 a la actualidad, no es precisamente un modelo de gestión productiva bajo la mirada de los analistas y de algunos de sus propios mentores que hoy, creen que el rumbo original se desvirtuó.
Empresas subsidiadas , empresas trabajando a media máquina o simplemente cerradas forman el cuadro que advierten preocupados, los opositores de la intervención del Estado en áreas tradicionalmente ganadas por la gerencia privada.
En la otra esquina, el Ejecutivo se defiende y orgulloso proclama “sus logros” como hechos solamente posibles en socialismo, y ataca al capitalismo y a la cúpula empresarial como representantes de un sistema sin alma que solo atiende a los números de su contabilidad.
El cruce de líneas entre la crisis alimentaria y la caída de precios del crudo acentúan las críticas a la gestión pública en esas áreas que hasta hace unos años mostraban resultados diferentes, aunque no óptimos en manos privadas.
A la lluvia de observaciones, el Ejecutivo se defiende, presentándose como objetivo de una “guerra económica” declarada por el gran capital nacional e internacional.
Los argumentos oficiales, o excusas como los califican los analistas del quehacer económico nacional, nos colocan en el papel de observadores de las diez las empresas bajo control oficial que han recibido mayor atención mediática.
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2015-10-19