Pedro Eduardo Leal
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Foto: Jacob Atricopy Osorio
El pasado jueves, el gobernador del estado Lara, Henri Falcón, visitó la redacción integrada del Bloque DeArmas. En el encuentro resaltó la necesidad retomar el diálogo entre gobierno y oposición, “un diálogo productivo, con resultados”, para lo que necesariamente “hay que bajar el tono del discurso de los sectores extremistas de ambos lados”.
Para el presidente de Avanzada Progresista, partido de centroizquierda radicado en Barquisimeto, los graves problemas que padecen los venezolanos, principalmente los más humildes: alto índice de criminalidad, escasez, alto costo de la vida, la falta de insumos médicos, todo esto producto del desequilibrio económico; los obliga a unirse sin mezquindad ni complejos para hacerle frente a la crisis.
Este dirigente, que viene de las filas chavismo y más recientemente recorrió el país como jefe de campaña de la oposición, enfatiza que es tiempo de frenar las persecuciones y señalamientos entre adversarios políticos. La prioridad, a su juicio, es quitarse los zapatos bonitos, quitarse los fluxes, salir de los estudios de televisión y meterse en los barrios para caminar al lado de los más pobres.
El líder progresista, sostiene su afirmación con que el país reclama “actores políticos que interpreten fehacientemente las necesidades de la gente, que trasciendan el espacio de lo mediático y se vayan a los barrios a llenarse los pies de barro”.
¿En qué momento el país se convirtió en una crisis tras otra, gobernador?
Estas crisis son producto de la improvisación reiterada en el gobierno, en muchas áreas. Venezuela debe concebir su política sobre un plan en el que, además de abordar las fortalezas y las debilidades que existen en el pueblo, se incluya a todos los sectores: representantes de la economía, voceros en el orden de lo social y los actores políticos.
¿Y cómo se hace eso en un país partido en dos mitades diametralmente opuestas?
En un país donde se prioriza lo político y se segrega lo económico y lo social, no puedes esperar otra cosa diferente a lo que tenemos. La polarización extrema le ha hecho mucho daño al país, a Dios gracias, para bien de Venezuela, los extremistas de ambos lados son minorías.
Podrán ser minorías, pero terminan politizando todo en lugar de aportar soluciones…
Muchas veces se actúa con la pasión y no con la razón, necesariamente tenemos que meterle al país más razón que pasión. De allí la necesidad de reflexionar y rectificar, pero el primer paso en esta materia tiene que darlo el Gobierno.
Ahí tenemos como ejemplo las confiscaciones y las expropiaciones, cuanto daño le hicieron al aparato productivo nacional. Consecuencia de eso tenemos una economía en decadencia, un problema serio de escasez, especulación, el alto costo de la vida, y consecuencialmente un problema de desempleo que influye en los índices de criminalidad.
¿Está dispuesto a llamar a Nicolás Maduro para que se retome el diálogo?
Hoy, más que nunca, el diálogo es urgente, el diálogo político para garantizar la gobernabilidad del país, también el diálogo económico para estimular la producción. Que debemos dar el primer paso, yo estoy dispuesto a darlo, sin ningún tipo de complejo. Yo estoy convencido que el camino es el diálogo, y nadie me va a sacar de ese camino.
No queremos que se repita en Venezuela lo que en países como Colombia, El Salvador, Chile, España y Sudáfrica han dejado destrucción, miseria, y por supuesto mucho luto. Por cierto, en todos estos casos han terminado sentándose en una mesa dialogando.
¿Puede ese diálogo por ejemplo resolver a corto plazo el problema de la violencia?
Enfrentamientos como los que vimos esta semana en el centro de Caracas es lo que no queremos, por eso hay que reflexionar, apartar a los radicales obtusos, y buscar, en el marco de la conflictividad, los aspectos que sean positivos para poder sacar al país adelante. No podemos caer en un abismo de confrontación fratricida entre hermanos venezolanos.
¿No tiene capacidad para resolver este problema el Jefe de Estado?
No se trata de echarle la culpa a otro, esa no es la solución. Tenemos que ser proactivos en la generación de la conciencia colectiva, para eso mientras no entendamos que tenemos que despolarizar el país, y sigamos profundizando desencuentros en el orden de lo político, es muy poco lo que vamos a avanzar.
¿Qué pide a gritos este país?
Los venezolanos piden a gritos un nuevo modelo de gobierno, que se entienda especialmente con los más pobres y para construir ese nuevo modelo de gobierno necesitamos liderazgos, actores políticos que interpreten fehacientemente las necesidades de la gente, que trasciendan el espacio de lo mediático y se vayan a los barrios a llenarse los pies de barro.
¿Entonces la MUD dio un primer buen paso con Chuo Torrealba?
Chuo tiene una gran responsabilidad ante el país. Tiene que ser un gran conciliador, hacia adentro para lograr el equilibrio, el entendimiento y la paz de los partidos que formamos la Mesa de la Unidad Democrática, y hacia afuera con la sociedad.
De la gama de opciones que ofrece la oposición, ¿Cuál se parece más a lo que pide el pueblo?
Yo creo fervientemente en la fortaleza unitaria para abordar una estrategia electoral que nos permita revertir la situación del país transformando las instituciones del Estado, para lo que necesitamos ser mayoría en la Asamblea Nacional. Ese es mi camino.
¿Cómo le puede llegar a ese pueblo una oposición sin presupuesto?
La gente en los barrios, en los campos, en las urbanizaciones está ávida de sus dirigentes, sin importarles que le lleven nada más que un mensaje. Nosotros podemos generar una concientización colectiva en el país, por eso tenemos que organizar la gran fuerza unitaria de Venezuela, para poder generar la confianza que le permite a la población renovar su esperanza, y construir así el nuevo modelo.
Pero no terminan ni siquiera de definir cuál es el modelo…
Yo hablo de progresismo, ese es el nuevo modelo, no hay otro. Si alguien lo quiere conocer, vaya a Lara, no lo va a ver en ninguna otra parte del país.
¿Cómo se come eso?
Progresismo para mí, en las condiciones reales de crisis que vive el país, es gobierno abierto, inspirada en los valores de igualdad, solidaridad, libertad, eficiencia, eficacia. El progresismo promueve el debate, el diálogo, la concertación. Es hablar de economía sobre la base del desarrollo humano, en equilibrio con el ambiente y el respeto a la constitución. Es entenderse con el campesino, con la gente del barrio.
¿Preparándose para el 2019?
Todo el mundo tiene y puede tener legitimas aspiraciones, eso es normal. Hablar de candidaturas presidenciales es extemporáneo, lo que urge es abordar la temática unitaria, sin exclusiones, para así fortalecer ese liderazgo político más comprometido y más activo que nos reclaman, un liderazgo político que sea más activo en la calle, que hable pero que resuelva.
2014-10-12