EFE
La pandemia ha representado un retroceso en la posibilidad de integrar a los venezolanos migrantes en los países receptores, señaló este jueves el representante especial conjunto de ACNUR y la Organización Internacional de las Migraciones (OIM) para refugiados y migrantes venezolanos, Eduardo Stein.
“Desde marzo de 2020, con el inicio de la pandemia y las restricciones de movilidad establecidas por los Gobiernos para preservar la vida y la salud de las poblaciones, se ha producido un dramático impacto en el deterioro de las condiciones de vida de los venezolanos en los países receptores”, afirmó Stein en un encuentro virtual organizado por el laboratorio de ideas Migration Policy Institute (MPI).
El funcionario, quien fue vicepresidente y canciller de Guatemala, alertó de que “los desalojos, las pérdidas de empleo, la imposibilidad de acceder a la salud y a la educación, la imposibilidad práctica en la mayoría de los casos de cumplir con las reglas de distanciamiento social y aislamiento han generado retrocesos significativos en la posibilidad de integrarse a los países de recepción”.
Durante la presentación del estudio “Un perfil regional de los migrantes y refugiados venezolanos en América Latina y el Caribe”, elaborado por MPI y la OIM, Stein advirtió de que alrededor de un 2 % de los migrantes y refugiados venezolanos desesperados por la situación causada por la pandemia “han intentado retornar a su país o continúan haciéndolo”.
MÁS DE CINCO MILLONES DE VENEZOLANOS MIGRANTES
El estudio indica que, según la Plataforma Regional de Coordinación Interagencial para Refugiados y Migrantes de Venezuela, para junio de 2020 más de cinco millones de venezolanos habían dejado su país debido a la actual crisis política y económica, de los que al menos cuatro millones se trasladaron a naciones en América Latina y el Caribe.
Pero la investigación alertó igualmente de que la pandemia “ha aumentado los riesgos de viajar, trayendo consecuencias potencialmente fatales para los migrantes, especialmente los que son de edad avanzada o tienen condiciones de salud crónicas”.
“La situación es apremiante y requiere de un esfuerzo aún mayor para la inclusión de venezolanas y venezolanos en los planes nacionales de los países, con el fin de promover y hacer efectiva su integración”, puntualizó Stein, quien destacó, sin embargo, “los loables esfuerzos” de las naciones receptoras.
UNA MIGRACIÓN QUE PUEDE SUPERAR A LA DE SIRIA
El informe, que presenta una caracterización de los migrantes y refugiados venezolanos que viajaron a través de 11 países de América Latina y el Caribe durante 2019, indicó que son tres los grupos de países hasta los que viajaron estas personas.
Por un lado, los vecinos inmediatos Brasil, Colombia, Guyana, Trinidad y Tobago; seguidos de Ecuador y Perú; y finalmente Argentina, Chile, Paraguay y Uruguay (en el Cono Sur), junto a Costa Rica, en Centroamérica.
“Cualquier discusión sobre migrantes y refugiados venezolanos debe partir de la reflexión de que no es solo la segunda crisis migratoria más grande a nivel global, después de la de Siria, y la mayor que se tenga registro realmente en la historia de nuestra región, sino que pronto va a superar a la de Siria en cuento a número de personas desplazadas forzadas”, afirmó en su intervención la directora del Departamento de Inclusión Social de la Organización de Estados Americanos (OEA), Betilde Muñoz-Pogossian.
El subjefe del Instituto Nacional de Estadísticas de Perú, Aníbal Sánchez, apuntó que su país registra una diáspora de tres millones de nacionales en el exterior y en pleno siglo XXI han experimentado el “drama de la emigración venezolana”, con más de 800.000 venezolanos asentados en su territorio.
“Más de la mitad la diáspora venezolana reside en Colombia y Perú”, señaló Sánchez, quien ilustró que “al Perú le demandó tres décadas para que salieran del territorio tres millones de peruanos; a Venezuela le bastó cinco años para superar los cinco millones de inmigrantes”.
A su vez, Diego Chaves-González, experto en política migratoria del MPI y uno de los autores del estudio, destacó que en el caso de Colombia las cifras de migrantes no tienen en cuenta “los retornados colombianos, los migrantes en tránsito, los migrantes pendulares”.
“Si sumamos todas estas variables (…) el índice de presión de personas que le han demandado servicios al Estado colombiano durante los últimos cuatro años es de casi ocho millones de personas, lo que, en otras palabras, equivale a la población de Bogotá”, sostuvo.
De igual forma, aseguró que en Ecuador “más de tres millones de venezolanos han transitado por ese país en los últimos años”, lo que, señaló, “representa un volumen de una ciudad como Quito”.