Jesús M. Gambús | [email protected]
Dada la entusiasta invitación del papa Francisco, el deseado diálogo entre el Gobierno y la oposición debería sellarse al más genuino estilo vaticano con una densa nube de humo blanco que salga de alguna chimenea (si la hay) en el Palacio de Miraflores.
Basta saber, si las partes en discordia seguirían el protocolo del Cónclave de la Capilla Sixtina en la elección de la nueva autoridad de la Iglesia Católica y aceptan el color del humo que precede a la sentencia: "papa habemus" , dadas la identificaciones diferentes que tiene cada interlocutor.
Sería lógico aceptar la expresión latina, como un anticipo del primer punto a resolver en el diálogo: la papa, el alimento, la urgencia gastronómica, pero dejémoslo como idea, para no imponer una agenda que vaya a estropear las iniciativas y los buenos oficios de infinidad de personalidades internacionales.
Papa inspirado
En el terreno de la diplomacia, el papa Jorge Mario Bergoglio puede considerársele como un gran conciliador. La mediación del Obispo de Roma tiene su logro más palpable en el acercamiento histórico de Cuba y los Estados Unidos, tras más de medio siglo de tormentosas relaciones.
Con ese aval, la esperanza de volver a sentar en una misma mesa a los actores de la política venezolana parece bien sustentada.
La iniciativa papal va más allá, según le consta al Nuncio Apostólico en Venezuela, Aldo Giordano, quien en recientes declaraciones indicó que el sumo pontífice está al tanto de la situación del país, que recibió
La Ley de Amnistía y que solo espera una invitación del primer mandatario nacional para hacerse presente en Venezuela.
Choque de trenes
La palabra diálogo se ha dejado escuchar en muchas ocasiones en el largo desencuentro del Gobierno y la Oposición. Una de las más recordadas salió del Palacio de Miraflores en 2002, a pocas horas de la retoma del poder, cuando el presidente Hugo Chávez con un crucifijo en mano en un acto de contrición lo invocó.
La mesa de negociación y acuerdo entre el gobierno venezolano y la llamada Coordinadora Democrática que siguió a los sucesos de 2002 contó con el auspicio de la Organización de Estados Americanos (OEA), el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la Fundación Carter y abrió las puertas al referendo revocatorio presidencial.
Desde entonces, el motor internacional parece más efectivo que la voluntad nacional para abrir el diálogo. Así se evidencia en las reiteradas invitaciones de instituciones, organizaciones, Jefes de Estado, dignatarios que proponen una conversa franca con las cartas boca arriba puede propiciar la reconciliación, el respeto , fomentar soluciones y darle oxígeno a la democracia.
Milagro
El jueves 31 de marzo los parlamentarios del GPP y la MUD firmaron en "un milagro" como apuntó Ramos Allup, un acuerdo unánime, el único hasta la fecha en la AN, de acoger el llamado a diálogo. "Que se lleve a la práctica y a la realidad el exhorto del Papa Francisco" , concluyó el documento.
2016-04-12