Redacción Diario 2001
El abogado Marcos Carrillo, experto en procesos de arbitraje y negociación, estima que una de las peculiaridades con la que ha comenzado el proceso de diálogo entre el Gobierno y la MUD, con la mediación del Vaticano, es que existe el tabú de usar, precisamente, el término "negociar", ya que muchos sectores lo ven con una mala palabra.
Durante el desarrollo de "La Conversa con…" en Diario 2001, junto a Arnoldo Arcaya (coordinador de Con La Gente), Ranfred Morantes (jefe de Información), Juan Ernesto Páez-Pumar (jefe de Redacción) y quien suscribe, explicó que negociar no es sinónimo de entreguismo o capitulación.
-¿Es necesario en estos momentos un proceso de diálogo en el país?
-Siempre. Hace años el diálogo era una cuestión de todos los días, porque precisamente en democracia el diálogo es una herramienta fundamental, por eso no nos dábamos cuenta. Pero eso era lo que sucedía en el antiguo Congreso, hoy Asamblea Nacional.
Actualmente nos llama la atención el diálogo porque obedece a otras características distintas. Ya no es un diálogo que se da dentro del Parlamento sino en un contexto de altísima conflictividad y de mucha tensión política y social.
-¿El diálogo debió ser una medida preventiva para ahorrarnos situaciones como la que vivimos en el presente?
-Es como hacer ejercicios todos los días o mantenerse sano. El diálogo es justamente para que los procesos de toma de decisiones sean saludables para la sociedad; tanto en el marco político como empresarial. El consenso es una herramienta fundamental de todo sistema, de toda organización privada o pública en un medio democrático.
-¿Es un proceso de diálogo o negociación?
-Es muy importante aclarar que el diálogo es un eufemismo cuando se habla de negociación. Aquí lo que se está planteando es una fórmula de negociación adquisitiva, que también se denomina mediación. Estamos en un proceso donde hay un tema de mediación con el Vaticano, y la mediación es precisamente, una forma de negociar; y negociar no significa claudicar, no significa ceder, todas las teorías modernas de negociación están enfocadas a entender la negociación como una herramienta en donde no puedes ser suave. Los negociadores tienen que ser muy duros con los temas que están planteando.
-¿Cómo debe actuar un negociador?
-Lo que se plantea ahora es que los negociadores deben ser constructivos, sin necesidad de ceder en los intereses fundamentales. Si tú cediste en cosas que no debías, lo hiciste mal. Ya es un tema de buena o mala técnica de negociación.
-El panorama es que la agenda del Gobierno es totalmente distinta a la de la oposición. Pero evidentemente para que se pueda llegar a un acuerdo en algo deben ceder. ¿Cómo se hace?
-Sí, hay cosas en las que se debe ceder, pero hay que tener claro cuáles son tus objetivos. En cada etapa de negociación tienes que estar centrado que dentro de esos objetivos están en lo que no debes conceder. Hay cuestiones sobre las cuales tú podrás eventualmente negociar, pero en este caso, por ejemplo, no se puede aceptar que no haya referendo revocatorio ni elecciones, o que haya solamente elecciones en el 2018, porque hay estarías cediendo absolutamente en todo.
Tendrías que tener algo que pueda responder satisfactoriamente a tus representados, eso obedece a una serie de estrategias, donde se evalúan tus intereses, los intereses de la otra parte y los intereses comunes y cómo hacer para conciliarlos. Hay un trabajo detrás de la mesa de negociación y antes de sentarse a dialogar que es determinar ¿qué vas a hacer si la negociación fracasa? Eso es sumamente fundamental.
-¿Qué sucede si el único recurso que se tiene es negociar?
-Si la única herramienta para solucionar una controversia es la negociación, ya hay una debilidad. Se deben tener alternativas que sean tan fuertes como la negociación, de hecho, pienso que es una relación directa entre las alternativas de la negociación y tus fortalezas con la misma. Mientras más fuerte eres dentro de un proceso de negociación, más fuerte eres fuera de éste.
-La MUD ha puesto un plazo hasta el 11N para ver acciones concretas por parte del Gobierno. ¿Hay un tiempo máximo para determinar el fracaso de esa negociación?
-Esa es otra de las cosas interesante con respecto a este tema. Si en algo hay que estar claro es que no todo el mundo negocia para llegar a acuerdos. La negociación es una herramienta que tú la utilizas como cualquier otro instrumento. Es decir, que también se utiliza este mecanismo con otros fines. Por ejemplo; para ganar legitimidad frente al entorno internacional, para hacer perder legitimidad a los representantes de la otra parte, es decir, hacer creerles que los están “vendiendo”, para ganar tiempo o conseguir más información. Una de las cosas que hay que tener en cuenta antes de sentarse a negociar, es que si otra parte lo quiere, es llegar a otros objetivos.
En este sentido, es válido que se presione con el factor tiempo. Lo vemos también cuando estamos haciendo una negociación cotidiana, cuando vas a comprar algún artículo y te dicen que tienes 24 horas o si no te cambian el precio. En este tipo de negociaciones políticas el resultado depende mucho del tiempo.
-Desde su experiencia, ¿en estos momentos el tiempo está jugando a favor del oficialismo o la oposición?
-Creo que el tiempo juega en favor del Gobierno. En 2017 pienso que el Gobierno va a tener una posición mucho más fuerte que en 2016 por las cuestiones constitucionales que hablan del referendo revocatorio. Evidentemente podría haber una punción negociadora mucho más fuerte para el oficialismo; por eso es que la oposición está imponiendo el factor tiempo con un cronograma electoral para antes del 10 de enero de 2017. Por eso es que es importante fortalecerte fuera del proceso de negociación, tener otras alternativas.
-¿Entonces a qué está jugando la MUD con estos encuentros?
-Es difícil tener una idea clara, porque creo que en estos momentos es más lo que no se ve, que lo que se ve. Una opinión certera sobre esto es difícil para ser precisos. Porque estoy seguro que lo que uno ve en los medios de comunicación es la punta del iceberg, y que abajo hay todo un proceso distinto. Ahora bien, tomando en cuenta lo que se ve creo que ellos no descartan ningún escenario. La oposición tendría que dejar claro, como en efecto lo han dicho, que el hecho de sentarse a dialogar no significa renunciar a sus objetivos.
-Tras el encuentro "exploratorio" de la MUD y el Gobierno, la oposición decidió paralizar temporalmente su agenda de calle, a petición del Vaticano, ¿por qué se toma esta medida?
-Podrían haber varias razones. Pero aquí el punto es central, y nos vamos de nuevo al principio fundamental, es que eres más fuerte dentro de la negociación en la medida que eres más fuerte fuera de esta. Entonces creo que la presión nacional e internacional evidentemente son herramientas que tiene la oposición a la mano para fortalecerse fuera de la mesa de diálogo, y son herramientas legítimas que si no se utilizan, se debilitan dentro de este proceso. De modo que ha habido muchísima volatilidad, después que dieron ese paso dijeron que lo iban a "posponer".
-¿Las negociaciones son buenas o malas?
-Aquí hay un problema con los antecedentes, cuando la oposición ha negociado con el Gobierno en 2002-2003, en 2014, la impresión que dio a la gente, es que había una especie de claudicación, obviamente esos procesos no se manejaron tan bien como se ha podido manejar. La negociación o la mediación no son ni buenas ni malas, es como decir si un cuchillo es bueno o malo, lógicamente si es para cortar carne es buenísimo, pero si es para dar una puñalada a alguien, cambia el concepto. Es decir, depende del uso que tengas que hacer, por eso las partes tienen que pensar muy bien qué van a hacer con esa herramientas.
2016-11-05