Arnoldo Arcaya|[email protected]
Con unas elecciones presidenciales casi a la vuelta de la esquina, la oposición debe ser firme antes de ir a las urnas. Tiene que exigir que sea un proceso trasparente. Presionar es la clave. Así lo considera Margarita López Maya, historiadora, politóloga, analista y docente.
Dice que la oposición está fracturada y debe unirse y crear un gran plan para salir adelante. Aplaude la firmeza que han tenido organismos internacionales y otros países.
¿Era predecible este escenario con un Gobierno adelantando las elecciones y el presidente Nicolás Maduro de candidato?
Esto era un escenario esperable. El Gobierno ha ido a la mesa de negociación a tratar de conseguir la mayor legitimación posible para unas Presidenciales, pero nunca ha planteado dar las condiciones electorales para que realmente sean unas elecciones competitivas.
Lo que estamos es viendo una situación sumamente difícil para la oposición. Como se sabe, ya el Gobierno no sigue ninguna pauta constitucional sino que a través de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) manda lo que le viene gana, calcula cuándo le convienen los procesos electorales.
La ANC le da las ordenes al CNE, y así los poderes públicos están alineados tratando de encontrar una fecha para el proceso electoral y poderlo ganar. Es perfecto en este momento adelantar las elecciones porque encuentran a una oposición confundida y dividida. Ellos han ido a la mesa de negociación en las últimas oportunidades con ese propósito, tratar de sembrar suficiente cizaña para que la oposición se fragmente y a la MUD no le cuesta mucho caer en esas provocaciones, de manera que está sumamente divida y confundida tratando de ver qué va a hacer.
Mientras tanto, la comunidad internacional se ha movido de una manera atinada, ha expresado claramente al Gobierno de Maduro que no lo van a reconocer, que no están las condiciones electorales para ir a unas elecciones, que se le tienen que dar garantías a los otros actores para que ellos puedan entrar a la carrera electoral de carácter democrático. Si eso no sucede, vienen más sanciones y puede venir el desconocimiento del presidente electo. Es una movida superfuerte en la política internacional y que podría producir algún efecto.
Desafortunadamente, eso no es respondido de la misma manera dentro de la oposición. Ahí hay demasiadas posiciones. Desde el Referendo Revocatorio presidencial, la sentencia del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) cerrando la AN y la juramentación que hicieron gobernadores y alcaldes ante la ANC, la MUD prácticamente implosionó. La MUD es una estructura que no está funcionando.
¿Qué tiene que hacer la oposición frente a un posible proceso electoral?
Seguir exigiendo las condiciones electorales y darse un tiempo para ver si el Gobierno reacciona. Seguir peleando por condiciones diferentes a las que propone el Gobierno.
La comunidad internacional sigue presionando para que se den esas condiciones. Eso tiene que estar acompañado de otro tipo. Tienen que exigirlo en la calle, presionando porque se dé una negociación, que sea de una manera unitaria y tiene que haber una dirección política que permita responderle a las bases.
El Gobierno es una dictadura, los dictadores no dejan que nadie gane elecciones; ese es el contexto que tenemos. Esas elecciones están hechas para que la gane Maduro, porque esto es una dictadura, no es como la que estábamos acostumbrados, que llegaron los militares y dieron un golpe de Estado.
Esto llegó como un proceso democrático, pero se perdió en el camino. Hay políticos opositores que no terminan de entender eso y creen que si van a unas elecciones las pueden ganar. Eso es un falso diagnóstico de la situación.
Lo que tenemos un proceso electoral que ya es fraudulento porque no reúne las condiciones para ser unas elecciones competitivas, pero tenemos que utilizar eso para denunciar la dictadura en la que estamos viviendo para que la presión haga que lleguen esas condiciones o que esa presión afecte a los que aún están apoyando a esta dictadura.
Entonces, ¿no es posible que la oposición gane unas elecciones?
Me parece imposible. En tres meses eso no se puede ganar y menos con ese Consejo Nacional Electoral, sin lapsos, haciendo lo que ellos quiere, inhabilitando a los dirigentes más importantes de la oposición, y si le sumas además que la oposición está dividida, entonces menos todavía, porque hay algunos que piensan que sí pueden ganar y van a intentar movilizar gente, pero la gente no se va a mover en tres meses.
¿Se puede tener algún cambio con la presión Internacional?
Sin la presión de afuera no se puede. Pero no es suficiente, tiene que haber una presión interna que en este momento está muy débil. Los tiempos han sido muy diferentes, los de adentro y los de afuera, pero hoy en día se está viendo una comunidad internacional bastante firme.
Venezuela está en un contexto que es una pieza de un ajedrez mucho más complejo y ese ajedrez tiene piezas latinoamericanas, el Grupo de Lima, la OEA, porque hay países que están muy preocupados por el colapso de Venezuela. Y en política internacional lo que vale son los intereses.
Colombia tiene un gran problema en la frontera, tiene colapsados los servicios en sus ciudades de la frontera, y prevé que va a empeorar porque son miles de ciudadanos que están saliendo todos los días. Igual pasa en Brasil. Hay problemas en Curazao y Aruba. Eso es lo que hace que la comunidad internacional esté poniendo la atención en Venezuela porque hay un problema concreto que está teniendo incidencia sobre los otros países.
Creo que la sociedad venezolana está muy débil para enfrentarse a Maduro. Él tiene el apoyo de la Fuerza Armada y cuenta con los pocos recursos del país. Está muy armado, tiene una concentración de fuerzas muy fuerte, tiene una cúpula militar que está metida en unos negocios ilícitos, narcotráfico, contrabando, lavado de dinero, oro, en fin; con eso él está tratando de mantenerse en el poder, lo que uno observa es que la sociedad, los partidos, no tienen suficiente fuerza.
¿Puede haber una explosión social?
El país está colapsando, el Gobierno ha dejado de controlar el territorio, este es un régimen que aguanta mucha turbulencia social. Hay saqueos, pero no son generalizados en todas las ciudades del país como fue en El Caracazo. Los robos de gandolas, los saqueos a supermercados, los linchamientos y cortes de carreteras muestran que el país está implosionando, todo eso es una protesta social diferente a la de El Caracazo.
Estamos en un contexto de un gobierno dictatorial, por lo que no podemos esperar que el resultado sea igual (que en 1989). Este es un país militarizado, sin derechos civiles y políticos, es un país donde la agente está pasando hambre.
¿La posición radical es viable?
Ahora es más viable que nunca. Tienes un gobierno que está radicalizado, que ha decidido no negociar nada, ir a una elección anticipada, corriendo los costos de una elección fraudulenta, sigue persiguiendo, teniendo presos políticos, sigue diciendo que aquí no hay una crisis humanitaria, se sigue aislando.
Entonces, con un gobierno tan radicalizado, inevitablemente en la oposición tienes grupos radicalizados que dicen “para qué seguir negociando con esa gente”. Creo que eso es inevitable. Pero pienso que son útiles en la oposición en este momento, porque hay que ser muy firmes con el Gobierno. Esos sectores tienen su espacio, pero tienen que estar articulados, debe haber una coordinación unitaria, si María Corina (Machado) quiere hacer una protesta, que eso no sea impedido, criticado y burlado por los otros; y que ella respete cuando los otros se sienten en la mesa de negociación, que no los humille. Este es un gobierno sumamente difícil de entender y de enfrentar, todas las armas son válidas.
Lo ideal es que hubiese una dirección política que entendiera que el principal objetivo es sacar a Maduro y volver al hilo constitucional.
¿Qué papel tiene la Asamblea Nacional?
Creo que la AN es un espacio ganado al Gobierno. Es una institución. Fue el resultado de la última elección que tuvo condiciones relativamente competitivas. El resultado fue transparente. Eso tiene una legitimidad que es muy importante conservar y que puede ser el eje del cual se estructure una lucha contra la dictadura.
¿Así las leyes que apruebe no sean aplicadas?
¿Cómo se lucha contra una dictadura?, tú no vas a luchar como si estuvieras en una democracia y decir “es que tú no me apruebas las leyes en el TSJ”, pero por supuesto, si ellos son dictadores. Pero tú si puedes hacer juego ahí, por eso hacen leyes y las esperan, porque el día que el Gobierno caiga van a estar listas. Hacen acto simbólico.
Como se hizo con el TSJ, los que están ahora están nombrados sin pasar por los procedimientos de la Constitución. La AN nombró a magistrados con los procedimientos de la Constitución, no tendrán poder ahorita, pero le dieron una sede en la OEA y ahí están. Es parte de un juego, un juego simbólico. No tienes el poder para imponerte, pero tienes el poder moral para seguir luchando.
Con todo esto, el Gobierno aguanta presión, ¿tiene fracturas?
Hemos visto tensiones, hasta ahora no hemos visto fracturas, solo fisuras que ha logrado superar. Por ejemplo, una de las más importantes fue cuando la fiscal Ortega Díaz denunció la ruptura del hilo constitucional.
Ella estaba representando un poder público y había sido fiel al presidente Chávez y a Maduro hasta ese momento. Sus declaraciones le costaron el cargo y tuvo que salir del país.
Después de eso hemos visto tensiones, pero no en concreto. Tenemos lo de Óscar Pérez, que muestra una fisura en el Cicpc, pero es una rebeldía solitaria; no pareciera hasta ahora haber afectado el cuerpo de seguridad. Tenemos un fiscal general que no da la cara.
Hay señales de que hay tensiones adentro, pero para un analista político no hay ninguna importante, ninguna que nos permita percibir que ha habido una fractura en el bloque de dominación; porque si eso sucediera Maduro se debilitaría, su gobierno sería persuadido de negociar con la oposición alguna salida honorable de esta situación.
¿Hay que cambiar todo el CNE, los rectores, las máquinas y hasta el proceso?
Cuando hablo de condiciones es que el Gobierno está acudiendo a elecciones sin garantizar las condiciones que dice la Constitución y la ley; empezando porque las Presidenciales son en diciembre, no en marzo o abril; es decir, tenemos unas condiciones que ha quebrado, como las normas de convivencia de la sociedad venezolana.
Eso es lo que está exigiendo la comunidad internacional y la mesa de negociación, que vuelva a poner las condiciones sobre las cuales uno puede convivir con transparencia, equidad y justicia.
En las últimas elecciones Regionales, Andrés Velásquez (candidato de la oposición por el estado Bolívar) denunció que hubo fraude con las máquinas, no es que sean ellas fraudulentas. Pudo demostrar que hubo un fraude arriba, por el CNE, lo demostró con las actas que publicaron para que ganara el otro (Justo Noguera).
No se hacen las auditorías cuando se tienen que hacer, los testigos no se les deja entrar, en los reglamentos electorales hay calendarios para presentar candidatos, inscribirlos, para las campañas, esos tienen lapsos de tiempo, el Gobierno no respeta eso.
¿Qué opina de la figura de Lorenzo Mendoza?
Lorenzo está saliendo en las encuestas como la nueva imagen. Eso pasa cuando la gente está desencantada, está fragmentada, confundida, desorientada y en una situación de penuria generalmente las comunidades, las sociedades y las empresas buscan a alguien que pueda de alguna manera resolver el problema de una manera original, distinta.
La figura de Lorenzo Mendoza, que es un empresario, que ha sido exitoso, que se ha resistido a todas las amenaza que le han hecho, que no se ha ido del país, que ha protegido su industria y que ha tratado de suministrar alimentos a la sociedad, tiene una imagen atractiva para los venezolanos. Él no sabe nada de política, lo ha dicho.
No tengo ninguna información de que esté evaluando la posibilidad de ser candidato, pero es una posibilidad. Otros empresarios lo han hecho en otros países con más o menos éxito, pero en todo caso, mi imagino, él nunca sería un candidato para ir a unas primarias.
De aparecer Lorenzo Mendoza como candidato tendría que ser el candidato único de todas las fuerzas opositoras, que trasciende a los partidos tradicionales que hacen vida en la MUD. En las encuestas se dice que está delante de Maduro, que entusiasma, que podría motivar la intensión de voto a las urnas. Pero tengo mis dudas, porque mientras las condiciones electorales son como las que tenemos, hay una porción del electorado que no se va a mover.
2018-02-03