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Maryclen Stelling: Los venezolanos quieren reencontrarse

Sabado, 13 de diciembre de 2014 a las 07:30 pm
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Pedro Eduardo Leal / @PedroELeal

“Desde que Chávez asomó la cabeza en el mundo político en 1992, aquí todo el mundo tiene en su corazón, un Chávez, un chavecito, o un chavezote; y es que  llegó para quedarse, para amarlo y para odiarlo”, asegura la socióloga  Maryclen Stelling, quien atendió esta semana la invitación para participar en La Conversa Con, en la redacción del Bloque DeArmas.

La estudiosa de las relaciones humanas, argumenta en este sentido que esta figura mítica en que se convirtió el fallecido Presidente siempre terminará significando una ventaja para el chavismo, y es exactamente el gran paraguas bajo el cual se cubre Nicolás Maduro.

 “Maduro puede haber perdido apoyo político, sí, pero el pueblo tiene miedo a perder  todo lo que significa el proyecto revolucionario, miedo a que vuelva lo que denominamos “Cuarta República””, suma. Es un elemento político que seguramente usarán para las parlamentarias.

Ante la interrogante natural de si amor con hambre dura, sostiene que más allá de la crisis económica que estamos viviendo, esta realidad concreta de colas, escasez de alimentos, y otras variantes; existe un culto. “Chávez está arriba para conducir este proceso bolivariano”.

Tomando como antecedente el encuentro en Miraflores, ¿puede realmente terminar dando resultados el diálogo?

No creo que el diálogo se decrete con trompetas desde arriba, esto surge de una necesidad. La realidad, hoy, es que los venezolanos quieren reencontrarse, más allá de posiciones políticas opuestas, más allá de la realidad que nos aqueja a todos de colas por productos alimenticios que no se consiguen o medicamentos que escasean. En las colas los venezolanos se están reencontrando.

Encuestas revelan una caída en la popularidad de Nicolás Maduro, ¿Qué le está pasando al heredero de Chávez? 

En el bolivarianismo, chavismo, socialismo, o como se le prefiera denominar, hay un elemento cohesionador, que es  la figura mítica de Chávez.  El fallecido presidente se empezó a convertir en un ser mítico en vida, y es que el pueblo chavista lo había ido llevando a una suerte de panteón nacional. Con la lucha contra su enfermedad se consagra como el ser que pasó del mundo terrenal al mundo sagrado.

Con este ser mítico,  más que carismático, transformacional; cualquier presidente que hubiera llegado después, de oposición o gobierno, le tocaba dirigir al país bajo ese paraguas. Nadie va a calzar en la figura de Chávez, ni del chavismo, y mucho menos de la oposición.  

¿Y la oposición? ¿No tiene más chance en este país?

La oposición son facciones, ni siquiera en un todo, sino contra un todo. Facciones con diferentes percepciones de país, que se define como oposición porque antes se oponían al liderazgo de Chávez, hoy hacen lo propio contra Maduro, es decir, buscan mecanismos para salir del presidente de turno.  

La oposición está de espalda al país, y así que ni que se inventen un Chúo no se qué. Conectarse con el país no es solo poner como cabeza de grupo a una persona que tiene un programa de televisión, “El radar de los barrios”, donde no había conexión con los barrios. Esto da solo a entender que leen una cartilla que no están entendiendo.

El 2015, lo prevén como un año económico y político complicado. ¿Podrá controlar la situación un Gobierno con popularidad en entredicho?

El 2015 es una incógnita. Hay unas parlamentarias,  con la caída de la popularidad de Maduro. Hay una dinámica sociocultural, que no gobierna nadie sino que camina como la espada de Bolívar, que pareciera que está enrumbada hacia un reencuentro.

Nicolás Maduro, a quien se puede ver como un ungido por el mesías que vino y nos dejó hace muy poquito, como un apóstol;  en algún momento  tendrá que pensar de manera real y concreta en la economía del país, porque si bien tiene a su favor el  elemento mesiánico, este tiene mayor incidencia en lo político que en lo económico.

¿Las parlamentarias son la gran prueba de fuego?

Como aquí cada elección es la batalla final, pues la próxima batalla final son las parlamentarias.  Cada elección, se quiera o no se quiera, es plebiscitaria, tenemos este nuevo reto que se termina traduciendo en chavismo – antichavismo.

Hay un desplazamiento que probablemente sea temporal, y es que lo más seguro es que haya nuevos reajustes, tanto del lado de la oposición, como en el gobierno.  

Para leer la entrevista completa, busque su Diario 2001 que circula este domingo 

 2014-12-14