jesús gambús | M.CALDERÓN
La inseguridad hace tiempo atrapó en sus redes a los pescadores venezolanos y perjudica además el desarrollo turístico.
Son comunes las amenazas, atracos , agresiones y hasta muertes causadas por esas bandas que además se dedican al narcotráfico y el contrabando de combustible..
Como si se tratara de una película hollywoodense, los piratas criollos hacen de las suyas a lo largo de la costa, sin que la Guardia Nacional (GNB) pueda detener el robo de motores, los generadores de electricidad y demás artículos de pesca.
El asalto de embarcaciones en plena navegación denunciado ampliamente se ha convertido en una práctica diaria.
“El pasado viernes 20 de enero de 2017 en la noche, bandas delictivas que actúan como piratas del mar en las costas del estado Sucre, lograron un botín de 17 motores fuera de borda en el municipio peninsular de Cruz Salmerón Acosta, en el estado Sucre”, según recoge el Observatorio Venezolano de la Violencia.
De acuerdo a esa ONG, “nueve de esos motores fueron robados a un grupo de pescadores que iniciaban faena a las ocho de la noche en las aguas del poblado de Taguapire y, minutos después, sumaron ocho más que los delincuentes tomaron con el uso de armas y violencia en las aguas del poblado de Salazar, en la parroquia Manicuare”.
Víctimas del hampa
El 60% de las lanchas de los pescadores del estado Vargas están paradas por el robo de motores, que no solo ocurren en altamar sino en la bahía, por consecuencia de la escasa vigilancia policial, lo que ocasionó un total de 108 robos en 2016. En la entidad hay 20 consejos de marinos, con un promedio de 1.370 hombres y mujeres inscritos.
En el estado Zulia existen entre 13 y 15 asociaciones de pescadores que reportan bajas considerables en su faena . La queja se centra en la inseguridad y los derrames petroleros en la zona.
No es distinta la lucha de los pescadores del estado Falcón que el mes pasado captaron la atención de el New York Times con sus luchas contra los residuos de la empresa petrolera en la Bahía de Amuay.
Las contrariedades que se encuentran fuera y dentro de la mar, han hecho que muchos pescadores profesionales asuman lo que era su oficio como un hobby, al tiempo que se dedican a otras actividades más lucrativas y menos riesgosas.
Pocos creen que los llamados cuadrantes de paz de la Guardia Nacional y el ministro Néstor Reverol garantizarán sus vidas y el fruto de su trabajo, igual sensación se extiende a Dante Rivas, nombrado protector del estado Nueva Esparta.
Ser devoto de la Virgen del Valle le ofrece al pescador venezolano la confianza de salir a la mar con la fe de sobrellevar sus desafíos, pero no lo salva de las corrientes que dominan la economía nacional.
No se puede hacer oficio sin una embarcación en buen estado, un motor fuera de borda que impulse el recorrido y mucho menos, sin el combustible y el aceite adecuado.
Justo en el tema de los fluidos se puede apreciar que el más humilde pescador venezolano queda atrapado en la red de los oportunismos políticos. Basta apreciar que lo que en país normal seria un acto de poca significación, como surtirse de aceite, se convierte hoy en poco menos que una epopeya , en la reseña de los aparatos mediáticos oficiales.
Obligación
Los pescadores artesanales están obligados, a priorizar el arrime de sardina a los programas sociales que operan con apoyo del Ministerio del Poder Popular de Pesca y Acuicultura, como la Caravana de la Sardina y la Feria Socialista del Pescado.
Demanda
Otro factor se agrega a los dolores de cabeza del sector pesquero del país es la disminución en el consumo. Los precios hiperinflacionarios que imponen su ley en las pescaderías,supermercados y mercados populares han reducido la demanda per cápita del venezolano, una tendencia que parece no reversible.
La reciente Encuesta Nacional de Condiciones de Vida Venezuela 2017 (ENCOVI) así lo dejó en evidencia al señalar que quienes solían incluir en su dieta semanal alguna de las especies propias del Caribe centran ahora su alimentación en el arroz, el maíz, la harina de trigo y los tubérculos.
Llamado al Estado
Roger Palacio, secretario del Sindicato de Trabajadores de Productos Enlatados de Alimentos Polar y vocero de los sindicatos pesqueros en el Oriente del país, hizo un llamado al Gobierno para realizar un trabajo mancomunado con el pueblo venezolano y sacar adelante esta importante actividad.
No deja de preocuparle por otra parte en el sector que representa se han perdido cerca de 4 mil empleos directos a causa de la crisis nacional y ha disminuido considerablemente la producción de enlatados durante los últimos cinco años.
Informó además, que el estado Sucre es la entidad con mayor producción pesquera en el país, totalizando 85% de la industria.
Exigió que se llevara a cabo una contraloría efectiva por parte del Estado con respecto a los recursos aprobados para el sector, para evitar el despilfarro de los mismos y se concrete el correcto funcionamiento del mismo.
“Es doloroso ver como han ido desapareciendo los sectores secundario y terciario del territorio nacional, esos que se encargaban de producir materia prima para el consumo de la población” indicó.
Condenó que esté desapareciendo de la dieta venezolana el consumo de atún y sardina, haciendo referencia al bajo poder adquisitivo que tienen los venezolanos en la actualidad. “En 2014 una lata de atún costaba 95 Bs, era accesible, en la actualidad sobrepasa los 200.000 Bs, lo que corresponde a una quincena”.
Gremio sin efectivo
La escasez de efectivo y las demás distorsiones que produce también están afectando severamente al gremio de los pescadores y los caveros en todo el país.
Las operaciones diarias de compra y venta de los productos del mar terminan sujeta a un punto de venta, si es que la suerte le ha tocado al expendedor.
En otros casos, el intercambio se interrumpe y se condiciona a la transferencia bancaria de rigor.
Basta imaginarse cuánto dinero en efectivo debe portar en el bolsillo algún pescador que intente surtirse solamente de aceite para su peñero.
La situación que se extiende además a otros repuestos e insumos de la faena diaria, se convierten por la inacción oficial en parte de una rutina que paraliza la pesca.
Uno de esos casos se registró a comienzos de este año, cuando más de un centenar de embarcaciones del eje costero de Choroní, en el estado Aragua, quedaron fuera de operaciones.
2018-03-13