Jesús M. Gambús
“Cuando el río suena, piedras trae”. El proverbio popular parece tomar relevancia en materia económica con las recientes declaraciones de Elvis Amoroso, vicepresidente de la Asamblea Nacional, quien dejaba entrever la posibilidad de hacer cambios significativos para capear la situación.
Si bien, ya otros actores del proceso socialista (separados unos de la alta dirigencia en los últimos meses), se habían pronunciado por acabar con la política cambiaria para unificar los tipos de divisas que maneja el mercado nacional, los anuncios se quedaron sin gasolina.
Varios sectores ligados al acontecer nacional le salieron al paso a las declaraciones de Amoroso para apuntar, como el caso de Nelson Pérez, ex presidente del Colegio de Economistas del Distrito Capital y el estado Miranda, que la unificación cambiaria es conveniente desde el punto de vista económico. Pero no hay condiciones para hacerlo.
Pérez advierte que el problema que tiene el Gobierno es la oferta de dólares. Y “si el Gobierno no tiene oferta, no puede implementar ningún tipo de mecanismo, ni unificación cambiaria ni paridad de divisas”.
Al examinar la situación, el economista recuerda el sistema de bandas que funcionó en el proceso de devaluación ocurrido años atrás, que fue cerrando la brecha entre el dólar paralelo y el oficial durante la administración del presidente Rafael Caldera, pero no es el caso que experimenta el Ejecutivo con un dólar Simadi, que sigue sin variación.
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