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Era un día que parecía normal para un empresario venezolano que empredió su camino a Miami, en Estados Unidos para comprar alguna que otra mercancía para su negocio y quizás asesorarse con un abogado de cómo emigrar del país, pero una simple "Sí" lo hizo meterse en un problema legal.
Uno de los funcionarios del Aeropuerto Internacional de Miami le preguntó que si tenía miedo de vivir en Venezuela y como lo afirmó se ganó un boleto hacia la cárcel de Krome donde llevan a los venezolanos que piden asilo político en la estatal aerea.
La pregunta se utiliza como una carnada, prueba con ácido por los oficiales de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP por sus siglas en inglés) para tratar de identificar, a la puerta de entrada a Estados Unidos, quiénes de los pasajeros está contemplando pedir asilo político, reseña El Nuevo Herald.
El tema es que una solicitud de asilo manifestada ante las autoridades del CBP en el Aeropuerto conduce directamente a un centro de detención, para iniciar desde allí el trámite bajo condiciones muy precarias que frecuentemente aseguran su fracaso, explicó el abogado de inmigración Wilfredo Allen.
"Si la persona llega al Aeropuerto y pide el asilo político, entonces da inicio a una cadena de eventos que le juegan en contra. Le van a detener, le va a mandar al Centro de Detención de Krome, o lo van a mandar a BTC [Broward Transitional Center]",dijo.
Y desde esos centros de inmigración es muy difícil y costoso trabajar. El juez no tiene que otorgar derecho a fianza a los solicitantes y el número de entrevistas para demostrar la vital condición de “miedo creíble” para el solicitante pasa de dos a solo uno.
Y la situación es particularmente difícil para los venezolanos recluidos en BTC, centro donde opera un juez de inmigración sumamente estricto, manifestaron abogados.
2016-08-07