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VIERNES, 29 DE MARZO DE 2024
Opinión

El "tribunal moral" hace de las suyas, sin miedo a nada

por Alejandro Castillo Alejandro Castillo
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El "tribunal moral" hace de las suyas, sin miedo a nada | Diario 2001
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El "tribunal moral" hace de las suyas. Decidí hablar y apelar a la humanidad esta semana. ¡Dios mío! ¿Cómo es que ahora tenemos la credencial moral para juzgar quien pide ayuda o a quien vacunan?

Recientemente, a una colega periodista la pusieron en el paredón porque fue vacunada a través de la Gobernación del estado Sucre, ¿y por qué? Porque la recibió de un ente chavista y ella es una periodista crítica al Estado.

¿Eso es justo? Obvio que no, ¿alguien tiene autoridad moral para juzgarla? Por supuesto que no, ¿este es el nuevo modus operandi de aquellos que se creen jueces o magistrados de la moral absoluta? Así parece y me niego aceptarlo y normalizarlo.

Otro caso es para aquellos que discrepan del uso de la vacuna AstraZeneca en Venezuela y aquí hago un inciso. Yo quiero que entren más vacunas y que logremos vacunarnos todos, pero no a lo loco. Un país con una crisis humanitaria como la de Venezuela no podemos exponernos a tener una situación que complique la salud en el desespero de tener vacunas.

Es mi opinión, así como otros tienen opiniones similares o contrarias, pero, ¿yo soy quién para decir que están mal? No, son sus opiniones, son sus realidades y no soy quien para juzgarlas, porque simple: ¡Soy humano! Y no tengo la verdad absoluta.

Pero claro, es más fácil últimamente preguntar, “¿cuál es tu base científica, cuantitativa o cualitativa?” que simplemente ser humano y entender que todos tenemos opiniones distintas. Me niego a creer que este asco sea el ciudadano ahora.

Y ni hablar del tema del Nazareno. Venezolanos que buscando algo de fe irrumpieron el distanciamiento social y la gente decidió criticar por redes, hasta pidiendo que esa población se muriera, ¿qué es eso? Eso es ser muy inhumano, por Dios.

Quiero decirte algo amigo lector, no pierdas tu humanidad. No podemos decirle a la gente en la calle que se eduque, que sea grande, que aprenda a ser mejor y que tengamos una mejor una ciudadanía, cuando en casa somos unos intolerantes con la premisa “destruye primero y averigua después”.

Criticamos al chavismo por atacar desde la moral y lo personal, y en la oposición hacemos lo mismo ahora. 

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