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Cuadrillas de militares limpiaron el jueves los restos de un avión de combate que se estrelló en un vecindario del sur de California, al tiempo que las autoridades lanzaban una investigación sobre el accidente.
El Harrier AV-8B había despegado de la Base Aérea de la Infantería de Marina en Yuma y casi había llegado a su destino en las instalaciones navales de El Centro cuando se desplomó el miércoles por la tarde. Destruyó dos casas y dañó seriamente una tercera. El piloto logró eyectarse y cayó en paracaídas en un paraje cercano. Sólo sufrió heridas leves.
No hubo heridos entre los vecinos del vecindario de la ciudad de Imperial, unos 145 kilómetros (90 millas) al este de San Diego.
"Tenemos tráfico aéreo todos los días, sean helicópteros militares, Ospreys o los Angeles Azules", dijo Leonardo Olmeda, de 25 años, quien manejaba autos de control remoto en una calle donde jugaban niños cuando vio al piloto salir expulsado y al avión encenderse. "Todos parecen estar aliviados y agradecidos de que las cosas no salieron peor".
Dos de las familias desplazadas del vecindario planeaban quedarse con familiares o amigos, mientras que la Cruz Roja colocó a una pareja en un hotel el miércoles por la noche.
El capitán Anton Semelroth dijo que investigan si el accidente se debió a un error humano, una falla mecánica y u otra razón. La investigación podría tardar meses.
Es el segundo accidente en un mes de un Harrier de la base aérea de Yuma. El 9 de mayo un piloto logró eyectarse antes que el avión se estrellara en una remota región desértica al sur de Phoenix. Nadie resultó herido.
En el 2003 el diario Los Angeles Times ganó el Premio Pulitzer por una serie de reportes que descubrieron que el Harrier era el avión militar más propenso a accidentes en ese entonces.
Unas cuantas horas después que el jet se estrellara el miércoles en Imperial, un Hornet de la Marina cayó al mar en aguas del litoral de San Diego mientras trataba de aterrizar de noche en un portaaviones. El piloto logró eyectarse y se reporta en estado estable.