Erick S. González Caldea | [email protected]
El cadáver de Jesús Ramón Esparza Peña, de 37 años de edad, fue encontrado entre el cuarto principal y el pasillo de la sala de su casa. Tenía múltiples puñaladas en la cabeza, cuello y abdomen.
El hallazgo lo hizo su jefa el martes a las 12:00 del mediodía en la vivienda ubicada en el callejón Bandera Blanca, de Antímano, municipio Libertador.
Allegados del fallecido contaron que Jesús trabajaba como barbero en la zona y tenía dos días sin ir a laborar, por eso su supervisora fue a buscarlo.
Según las investigaciones, el asesinato fue cometido el domingo 6 de agosto, en horas de la noche. Ese día, alrededor de las 6:30 pm, el Jesús estaba en un local de Plaza Venezuela con sus amigos, pero se fue temprano para su hogar, presuntamente para encontrase con unos hombres.
Parientes de Jesús creen que se fue a ver con dos conocidos, a quienes señalan como los asesinos. Funcionarios del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc), adscritos a la División contra Homicidios, explicaron que el cerrojo de la vivienda no estaba forzada.
Desire Tovar, sobrina de la víctima, detalló que esa noche los tres hombres colocaron música a todo volumen. Pero pasados unos minutos escuchaban que partieron botellas y que discutían dentro de la casa.
Forcejeo y muerte. Desiré Tovar y sus familiares describieron a Jesús como un hombre grande, corpulento y con mucha fuerza.
Oficiales del Cicpc les indicaron que la víctima forcejeó con sus atacantes y los hirió, razón por la cual había rastros de sangres de diferentes personas.
El cuerpo de Esparza tenía heridas de arma blanca. Sus dolientes explicaron que lo atacaron con sus propios cuchillos. Sin embargo, también había botellas partidas con sangre dentro y fuera de la casa.
Aseguraron que eran dos los asesinos, debido a las huellas de sangre dejadas por dos pares de zapatos diferentes a los que tenía puesto Jesús Esparza la noche de su muerte. Los delincuentes le robaron dinero en efectivo y comida.
Mala inspección. La sobrina del fallecido denunció que funcionarios de la División contra Homicidios del Cicpc realizaron una inspección “desastrosa”, puesto que dejaron una gran cantidad de evidencia dentro y fuera de la casa de Jesús.
“Dejaron una cartera con papeles de unos asesinos. Además, un cuchillo clavado en la cama, que tenía sangre, y estaba debajo del televisor de mi tío, el cual pusieron ellos mismo durante la inspección”, detalló Tovar, quien entró a la casa luego de que los detectives salieran y junto su tía revisó el sitio y encontraron evidencias “olvidadas” por los policías.
Agregó que cuando salió de la casa vio rastros de sangre -presuntamente de uno de los heridos- que conducían a una parte del callejón, allí vio una botella partida con sangre.
2017-08-10