Jesús Gambús| [email protected]
Caer en un calabozo en Venezuela, con delitos o sin ellos, desencadena una serie de desgracias que se trasladan irremediablemente a los familiares, amigos y hasta cómplices, que moverán, en la mayoría de los casos, cielo y tierra para librar al detenido de su encierro.
¿Es posible ver bajo otra lente la compleja situación penitenciaria en Venezuela y pensar, incluso, en la idealizada reinserción del reo en la sociedad, con el aprendizaje de un oficio?
Dos opiniones chocan al examinar el tema: La oficial, sostenida por Iris Varela, ministra para el Servicio Penitenciario, que subraya la línea de “disciplina” trazada desde el Ejecutivo.
Justo, en la comparecencia de Varela a los medios, el “privado de libertad” Luis Jesús Gil -presente en la visita a la AN- apuntó que en los últimos años “ha habido un cambio radical en los servicios, ya que ahora los reclusos cuentan con las misiones sociales, reciben clases de diversos idiomas, orden cerrado, así como otras actividades para mejorar la disciplina e incentivar los valores”.
“Disciplina, orden e igualdad nos han inculcado, el deporte, la cultura, la oportu- nidad de sacar el bachillerato. Son todas cosas que no se veían. Yo conocí las cárceles de la Cuarta República y puedo decir que es un cambio radical”, sostuvo Gil.
Lo que la instancia oficial llama “disciplina”, Humberto Prado, coordinador del Observatorio Venezolano de Prisiones lo cataloga reiteradamente como adoctrinamiento.
En el informe del 2015, de la referida ONG, se denuncia la utilización de uniformes amarillos para los hombres y rosados para las damas; el orden cerrado; la entonación del Himno Nacional y el Himno del Batallón Bravos de Apure, “Patria Querida”, entre otras señales de la política oficial.
En el punto de las cárceles de mujeres, el OVP indica que en el anexo de Uribana, “se pudo conocer que las mujeres presentan fuertes dolores de columna y cabeza, a consecuencia de la gran cantidad de horas en la que se les obliga a realizar orden cerrado.
Sin cupo: En su nueva evaluación penitenciaria, la ONG denuncia que los espacios carcelarios disponibles son insuficientes.
Comparando cifras, los observadores indican que el nivel de hacinamiento supera el 190 %, y le echan la culpa a la lentitud del sistema judicial venezolano.
Al ahondar en el tema dejan mal parado al llamado Plan Cayapa, al sostener que, la mayoría de la población reclusa sigue siendo procesada.
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2015-11-09