Los poseedores de una green card en Estados Unidos no tienen una protección garantizada contra la deportación.
A pesar de que su estatus les autoriza a vivir y trabajar legalmente, la legislación federal señala razones concretas por las cuales pueden perder este privilegio, reseña La Nación.
El Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) es el encargado de ejecutar las órdenes de deportación emitidas por jueces migratorios, en un contexto donde las políticas del gobierno de Donald Trump han enfatizado una aplicación más rigurosa de la normativa.
Las causas
La Ley de Inmigración y Nacionalidad (INA) detalla las causas que pueden llevar a la expulsión de residentes legales.
Entre los motivos más comunes se encuentran delitos graves, violaciones relacionadas con drogas, posesión ilegal de armas, espionaje y violencia doméstica.
Un juez de inmigración debe evaluar cada caso para determinar si la persona es deportable, y en caso afirmativo, ICE implementa la decisión.
Además de las condenas penales, existen situaciones administrativas que pueden resultar en inadmisibilidad para futuros ingresos al país.
Por ejemplo, quienes permanecen ilegalmente en EE.UU. por más de 180 días enfrentan sanciones que van de tres a diez años.
Estas reglas afectan incluso a aquellos que alguna vez tuvieron estatus legal y lo perdieron por razones como el vencimiento de su visa o la falta de renovación de la green card.
"Nadie está a salvo"
Aproximadamente 12,8 millones de personas son residentes permanentes en Estados Unidos, pero muchos ignoran que este estatus no garantiza inmunidad ante las leyes migratorias.
David Leopold, abogado de inmigración, advirtió que la detención y deportación de residentes es común y que "nadie está a salvo".
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