La buhonería dentro del Metro de Caracas pasó de ser una venta ambulante de golosinas a un amplio comercio informal en el que los vendedores ofrecen desde caramelos, hasta verduras, accesorios para celular, entre otros productos.
Desde el momento en que los pasajeros abordan los vagones del subterráneo, los pregones de buhoneros que buscan vender su mercancía se hacen notar.
“¡Lleve las chupetas, una en 500 (0,50), tres por un bolívar!”, es el anuncio de Yender Chacón, quien vende sus chucherías en la línea 1 “desde que abren las puertas”.
Con un bolso tricolor en su espalda y uno de color negro en su pecho, ambos cargados de la mercancía para el día, el comerciante inicia su jornada en la estación Parque Carabobo.
Según relató el buhonero, en horas de la mañana “no hay vigilancia y puedo pasar sin pagar el pasaje”. Aseguró que no es el único que aprovecha la ausencia del personal para ingresar al sistema de manera gratuita.
Describió que diariamente espera con paciencia para abordar los vagones, que “la mayoría de las veces vienen llenos por culpa del retraso”.
Dentro del tren, comienza a desplazarse con cierta agilidad entre los pasajeros mientras ofrece sus productos. “Algunas veces tengo suerte y a las 9 o 10 de la mañana ya he vendido un bolso. Pero hay días en que no se vende nada”, dijo.
Chacón aseguró que en un día “puedo hacer aproximadamente 30 dólares, si me va bien”.
Afirmó que el dinero que percibe a diario de la buhonería en el Metro supera el salario mensual que percibía como vigilante en un estacionamiento del centro de Caracas.
“Esa fue la razón por la que comencé a hacer esto” explicó. Admitió que, en un principio, no fue fácil para él, debido a la cantidad de buhoneros que existen en las estaciones.
Explicó que anteriormente “estaban organizados, pero ahora hay varios grupos que se pelean las estaciones”.
Usuarios del sistema comentaron que no les sorprende ver “hasta 3 o 4 buhoneros al mismo tiempo en un solo vagón”.
Detallaron que “no faltan las peleas entre ellos. Aparentemente tienen un acuerdo de subirse juntos si no venden los mismos productos”.
Sin embargo, la buhonería en trenes y estaciones ya no se limita solamente a la venta de golosinas. Varios ambulantes optan por vender hortalizas, debido a sus precios accesibles.
Cilantro, perejil, cebollín, ajo, ají, jengibre y condimentos surtidos son los productos que ofrece Genaro Torrealba.
Explicó que siembra parte de su mercancía en un pequeño terreno aledaño a su casa. “Vendo lo que cosecho y compro otras cositas baratas para revenderlas”, dijo.
Añadió que, su rango de ganancias no es muy amplio, pues “pongo el precio por encima de lo que se consigue en la calle, para ganarle, al menos, un bolívar a cada cosa”.
Genaro se dedica a la venta informal en el Metro desde que perdió su empleo como aseador, debido a que el restaurante en el que trabajaba cerró temporalmente por la pandemia del COVID-19.
Admitió que para él fue una sorpresa conseguir compradores en el subterráneo, “especialmente porque vendo monte y condimentos”.
Trabajadores del Metro de Caracas aseguraron que la buhonería es una problemática que escapa de sus manos. Los vendedores informales se han apoderado de las escaleras y salidas de las estaciones.
Un empleado de la estación Bellas Artes, quien pidió no ser identificado, explicó que, debido a la escasez de personal en las instalaciones “es difícil que se pueda evitar el acceso de los buhoneros”.
Resaltó que, “al contrario de lo que piensan los usuarios, la mendicidad y la buhonería no están permitidas en el Metro, pero no hay manos suficientes para atacar ese problema”.
Con respecto al plan “buhonería cero” que realizaba la empresa con la finalidad de eliminar dichas prácticas dentro del sistema, el operador afirmó que “no se realizan estos operativos desde el año 2018”.
Acotó que la presencia de los cuerpos policiales también se redujo drásticamente, lo cual afectó, no solo a la hora de frenar la buhonería, sino que “también propició el incremento de la delincuencia”.
Reconoció la labor de los integrantes de la Milicia Bolivariana, quienes prestan apoyo a la hora de cobrar los pasajes en los torniquetes.
No obstante, reiteró la urgencia de personal para garantizar la seguridad y el orden dentro de las estaciones.
Enfatizó en tono alarmante que “los trenes ya parecen camiones de verduras. Venden de todo, hasta aguacates y pimentones”.
Se refirió a una imagen que circula en las redes sociales en la que varios sujetos transportaban costales con verduras en los trenes.
Refirió además que hay quienes venden accesorios para teléfonos celulares, tales como forros y protectores de pantalla.
“Ese tipo de situaciones se presentan porque no hay personal presente en las entradas”, dijo el empleado de la compañía de transporte.
Pasajeros del subterráneo respaldaron las palabras del obrero del Metro. Génesis Avendaño, usuaria frecuente de la línea 1, señaló que “Los trenes parecen camiones”, ya que “transportan bultos y cajas de todos los tamaños”.
Además en la estación Plaza Venezuela, las escaleras del andén de la línea 3, parecen un quiosco. Hay un buhonero que vende zarcillos y pulseras”, dijo Avendaño.
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