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La ciencia explica por qué no debemos tratar a los gatos como perros

Respetar sus diferencias es clave para su felicidad y la convivencia dentro del hogar

Miércoles, 11 de diciembre de 2024 a las 01:00 pm
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Aunque los gatos y los perros son mascotas populares, son animales con comportamientos, necesidades y formas de comunicación fundamentalmente diferentes. La ciencia explica que estas diferencias están profundamente enraizadas en sus historias evolutivas, biología y formas de interactuar con los humanos.

 

Los perros son descendientes de lobos que evolucionaron como animales sociales, viviendo y cazando en manadas. Esta estructura social fomentó un comportamiento cooperativo y una comunicación clara dentro del grupo. Cuando los humanos domesticaron a los perros, seleccionaron rasgos que reforzaron estas características: la lealtad, la obediencia y la capacidad de seguir instrucciones. Por eso, los perros suelen responder bien al entrenamiento y buscan activamente la aprobación de sus dueños.

Por otro lado, los gatos provienen de linajes de felinos solitarios, como el gato montés africano. En la naturaleza, los gatos son cazadores independientes que no dependen de una estructura social para sobrevivir. Su domesticación fue más pasiva; comenzaron a convivir con humanos debido a su habilidad para controlar plagas, no porque fueran criados para obedecer órdenes. Como resultado, los gatos conservan una independencia innata y una forma de comunicación más sutil que puede pasar desapercibida para los humanos acostumbrados al comportamiento canino.

 

Los estudios han demostrado que los gatos responden a las señales humanas, como su tono de voz o la atención visual, pero lo hacen a su manera. Intentar entrenar a un gato como a un perro o esperar el mismo nivel de obediencia puede generar frustración tanto para el dueño como para el animal. Además, forzar comportamientos que no son naturales para los gatos puede causarles estrés, lo que afecta su bienestar físico y emocional.

 

Por ende, tratar a los gatos como perros es ignorar sus particularidades. Para desarrollar una relación armoniosa, es crucial entender que los gatos no son "perros pequeños", sino criaturas únicas con necesidades y formas de interactuar propias.

 

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